El cántaro a la fuente

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Lo que el fútbol te da, el fútbol te lo quita. Si hace unos días los futbolistas del Real Madrid se miraban unos a otros, atónitos, sin creerse la victoria ante el PSG tras la que les había caído, ayer en el Sánchez Pizjuán hicieron suficientes méritos en sólo treinta minutos para haber finiquitado el partido, pero la falta de acierto y la fe del Sevilla, que ya ha dado alguna que otra muestra de que no se rinde, sirvieron para que los de Emery se hicieran con tres puntos que en la primera mitad parecían buscar acomodo en el casillero del equipo blanco. Con el 3-2 final, con un Konoplyanka en estado de gracia, al Madrid se le vieron las costuras de un traje que hasta el momento había ensanchado pero nunca descosido. Sin los milagros de Keylor y los goles de Cristiano, no hubo recursos suficientes para llevarse la victoria de un estadio que había sido propicio en los últimos años.

Y es que la primera media hora fue de dominio absoluto para los de Benítez. Con Modric, Casemiro y Kroos en el centro del campo e Isco, Bale y Cristiano con libertad de movimientos en el frente de ataque, el balón era cosa madridista sin que el Sevilla tuviese otro remedio que correr tras él, con un doble pivote, el formado por Krychowiak y N’Zonzi, totalmente inefectivo. Banega, por delante de ellos, esperaba un pase que nunca llegaba mientras Konoplyanka y Vitolo aguardaban en las bandas la posibilidad de un aislado contragolpe.

A Cristiano se le vio en los primeros minutos más enchufado que en su mal partido ante el PSG, contando con alguna que otra ocasión, pero poco le duró el arreón. Más activo estuvo Bale, que firmó una buena actuación en su regreso y le provocó a Sergio Rico horas extras. El galés ocupó la teórica posición de ‘9’, pero con libertad de movimientos. No obstante, la mejor ocasión para el Madrid volvió a ser para el inesperado Nacho, pero lo suyo fue una radiografía de lo ocurrido con su equipo: si ante el PSG marcó un gol de fortuna que sirvió para una victoria insospechada, en Sevilla, con un perfecto zurdazo desde fuera del área, el balón se estrelló en la parte interior del poste para después volar por delante de la portería con Rico vencido.

No obstante, el primer gol del Madrid sí llegó de una situación inesperada cuando Sergio Ramos marcó de chilena en un córner. Sin embargo, el de Camas no pudo celebrar su tanto al caer sobre su maltrecho hombro tras semejante golazo. Ramos fue la viva imagen de Oliver Atom, cuando el inolvidable capitán del New Team se echaba al equipo a sus espaldas para marcar de espectacular chilena aun a riesgo de caer sobre su tantas veces lesionado hombro. El zaguero madridista intentó seguir, pero tuvo que ser sustituido finalmente por un Varane al que Benítez había dado descanso.

Esa sensación agridulce para el Madrid tardó poco en tornar a agria en su totalidad, pues a poco que apretó el Sevilla metió en apuros a un Kiko Casilla al que se vio inseguro en el juego aéreo. En una de esas, un hasta entonces fallón Immobile aprovechó un balón suelto en el área para cruzar el disparo y anotar el empate. Con poco más que nada, el Sevilla había igualado el partido ante un Madrid que no reflejó en el marcador su dominio.

El segundo tiempo estuvo más abierto con fases propicias para ambos equipos, pero uno de ellos estuvo más atinado que el otro de cara a puerta. El Sevilla fue espoleado por Konoplyanka, que hizo suya la banda izquierda con el apoyo de Tremoulinas ante un Danilo desbordado, que ni supo cómo pararlos ni contó con la ayuda de nadie para tal empresa. Así, una gran jugada del ucraniano con pared incluida con Immobile y asistencia para Banega concluyó con el tanto del argentino.

El Madrid no supo imponerse como lo había hecho en el primer acto, y eso que contó con alguna clara ocasión como un cabezazo de Casemiro, al que respondió Sergio Rico con una magnífica y complicada intervención en la que tuvo que ir abajo a la velocidad de la luz. Pero si alguien domina la suerte del remate de cabeza, ese es Fernando Llorente, que había entrado por Immobile y que marcó el tercero ante la falta de contundencia de la zaga blanca.

El tramo final del partido fue un suplicio para un Madrid insípido, entregado y sin ideas. Ni siquiera el buen gol de James en el descuento, otro que volvía, pudo paliar el mal sabor de boca. Así las cosas, la primera derrota trae consigo la pérdida del liderato. Lo bueno, que James y Bale están de vuelta. La próxima parada, el Barcelona en el Bernabéu.

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Gabriel Caballero

Periodista
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