Resulta que a Erling Haaland no le valía con ganar el Golden Boy para tener un gran día: tenía además que justificar con cuatro goles el porqué. El futbolista noruego se hizo con el galardón al mejor Sub-21 que entrega todos los años Tuttosport al imponerse a Ansu Fati y Alphonso Davies, que completaron las plazas del podio. Un reconocimiento más que merecido al delantero de 20 años, que no ha parado de marcar goles desde que saltó a la palestra internacional. Y no pudo celebrarlo de mejor manera: le hizo cuatro goles al Hertha Berlín, que se fue al descanso ganando por 1-0 y terminó sucumbiendo 2-5 ante el Borussia Dortmund, incluido el póker del noruego. Cosas del fútbol. En la alineación del Hertha estaba Krzysztof Piatek, un delantero que hace un par de años tuvo también un gran momento de forma cuando acababa en la red todo lo que pasaba por sus botas, sin embargo, su evolución se frenó en seco a la siguiente temporada, y ahora vive un momento muy diferente al del atacante nórdico.
Desde luego, el Genoa acertó de pleno cuando en 2018 fichó a un desconocido delantero polaco procedente del KS Cracovia. Los 13 goles de Piatek en la primera vuelta de la Serie A llamaron la atención en todo el continente, y los grandes se interesaron por la situación de un futbolista que solo estaba meses antes en la agenda de los más avezados directores deportivos. Real Madrid y Barcelona fueron algunos de los clubes que habían sonado como posible destino, pero fue el Milan quien se adelantó a todos ellos tras pagar 35 kilos. Su primera media temporada como rossonero fue muy positiva, cuando amplió esa buena racha que traía de Génova.
Pero la temporada siguiente llegaron los problemas: Gattuso dejó el banquillo, llegó Giampaolo y el equipo no funcionaba. A Piatek, delantero de área, apenas le llegaban balones en condiciones, y tampoco estaba muy acertado cuando tenía la oportunidad. El pistolero se había quedado sin balas, y en el mercado de invierno, un año después de su llegada, el Milan lo traspasó al Hertha Berlín por 27 millones cuando Ibrahimovic acababa de regresar a San Siro.
Parecía que la Bundesliga sería un buen destino para que el polaco hiciese las paces con el gol, pero tampoco en Alemania se volvió a ver a aquel cazagoles de la primera temporada en Italia. Cuatro goles en 15 partidos fueron muy pocos para un futbolista que fue además perdiendo participación en el once titular de su equipo.
Esta temporada las cosas no han mejorado: un gol en ocho partidos es su bagaje hasta el momento. Contrasta, desde luego, con los diez goles en siete partidos de Haaland, su rival en la tarde de ayer. Desde su llegada, el noruego ha marcado 23 goles en 22 partidos de liga con los borussers, seis en cinco encuentros de Liga de Campeones. Al igual que con el Red Bull Salzburgo, sus cifras superan el número de partidos jugados: el salto de la liga austriaca a la Bundesliga no afectó a su rendimiento, ¿lo haría si diese el paso hacia LaLiga o la Premier, por ejemplo?
Sus números no solo en Alemania, sino también en Europa, invitan a pensar que lo suyo con el gol va para largo. Cuando veo a Haaland no puedo evitar acordarme del Piatek de 2018-2019, el que también perforaba redes sin indulgencia alguna. Esa misma temporada, Jovic también se hartó a marcar goles con el Eintracht tanto en Alemania como en la Europa League, y hasta el momento, su rendimiento en el Madrid ha estado muy por debajo.
Son delanteros distintos: Piatek es un rematador puro y duro, Jovic puede jugar también de segundo punta y tiene buenos recursos técnicos además de remate, y Haaland es un depredador al que además le sienta de perlas tener metros por delante gracias a su velocidad, fuerza y zancada. El tiempo dirá si Haaland sigue imparable, de momento no tiene visos de hacer ninguna parada en el camino. Respecto a Piatek, con pretendientes en Italia, y Jovic, ojalá vuelvan a mostrar sus aptitudes para el gol. En el caso del serbio, mal no le vendría al Madrid.
