Buen arco sin flechas

La Fiorentina juega bien al fútbol. El equipo de Montella se ha convertido en las dos últimas temporadas en una de las sorpresas agradables del Calcio y en uno de los grandes animadores del campeonato, pero no todo es felicidad en el Artemio Franchi. Este año, que tenía que haber supuesto no sólo la consolidación del proyecto sino un paso más allá, se está quedando en una repetición de lo que fuera el pasado año. Casi sin opciones de acudir a la Liga de Campeones, su reto será asegurar esa cuarta plaza que le permita el acceso a la Europa League. Una de las más poderosas razones de que la Fiore no esté luchando por un sitio en la máxima competición europea de clubes es la pólvora mojada que ha padecido en las últimas jornadas del campeonato: tras las lesiones de Mario Gómez y Giuseppe Rossi, el equipo de Florencia se ha convertido en un buen arco con pocas flechas.

La apuesta por Rossi fue arriesgada: tras una plaga de lesiones mientras pertenecía al Villarreal, el equipo italiano pagó por su traspaso once millones más cinco variables por repatriar al delantero, aún lesionado, y la apuesta no pudo salir mejor: Rossi comenzó la temporada de forma espectacular marcando catorce goles en dieciocho jornadas, pero ante el Livorno volvieron los viejos fantasmas sobre su rodilla derecha y aún está en proceso de recuperación. Prandelli confía en que llegue al Mundial a sabiendas de que había encontrado su delantero para la cita de Brasil, pero el club toscano ha notado su baja.

Por su parte, Mario Gómez suponía la indiscutible estrella del nuevo firmamento viola y uno de los fichajes más importantes del campeonato. El antiguo nueve del Bayern abandonaba la nave alemana para liderar el regreso de la Fiorentina a la Champions, y la dupla que podría formar con Rossi ilusionaba a los aficionados del Artemio Franchi. Sin embargo, a escasas jornadas de que acabe la temporada, Super Mario sólo ha jugado dos partidos completos debido a las continuas lesiones. Nueve encuentros de liga, cinco como titular y tres goles son los números del hispano alemán.

Así las cosas, al equipo de Montella le ha valido para estar en la zona alta de la tabla pero no para alcanzar al Napoli, tercero en la tabla diez puntos por encima, y a un mundo de Juventus y Roma. Contra estos últimos perdieron en la última jornada y evidenciaron sus males: tuvieron el balón y lo trataron con la clase que suelen destilar Pizarro, Aquilani o Borja Valero, pero apenas inquietaron a los giallorossi más allá del siempre peligroso Cuadrado. La Roma, en cambio, supo esperar su momento para sentenciar el choque con un tanto de Nainggolan, que sirvió para asegurar la segunda plaza de los de Rudi García.

Matri, una flecha sin punta

Los números no mienten: la Fiorentina no ha marcado en cinco de sus últimos nueve partidos, a pesar de que recientemente metió cinco al Verona en un disparatado encuentro que concluyó 3-5. Llegó Matri en el mercado invernal, cedido por el Milan tras una primera vuelta como rossonero para olvidar, tras las lesiones de Gómez y Rossi y comenzó de forma inmejorable marcando dos goles al Catania, pero desde entonces sólo ha marcado dos tantos más en 13 partidos.

Matri o Ilicic como falso nueve rodeado de Joaquín, Matos o Cuadrado en los flancos han sido las opciones más utilizadas por un Montella que suele cambiar de sistema a lo largo de la temporada, pero que no ha encontrado su zona atacante en las últimas fechas aparte del ya mencionado Cuadrado. Ni siquiera acompañan ya los goles de Vargas, una de las sorpresas agradables de la temporada pero que no ha tenido la continuidad necesaria. Tampoco es un consuelo que el eterno Luca Toni, el año pasado en la disciplina viola, acumule 17 tantos en Verona. Así pues, Montella dispone de un buen arco con el que apuntar a los rivales, pero le faltan flechas para rematarles.

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Gabriel Caballero

Periodista
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