Ya se sabe cómo son estos partidos: puede que la tensión que rodea un derby no deje respirar aquello que podríamos catalogar como buen fútbol o fútbol atractivo, pero la emoción que se respira en cada uno de estos clásicos encuentros de este deporte rara vez permite que nos aburramos, y más si hablamos del Derby della Capitale entre Roma y Lazio, del que una vez Panucci, que ya había jugado derbis en Milán, Londres y Madrid, dijo que era el más apasionado de todos ellos. Hoy se enfrentaron una vez más y el choque ha tenido suficientes ingredientes como para ser considerado un plato de gusto (siempre que nos refiramos al fútbol, pues los incidentes previos al choque entre los tifosi no estuvieron a la altura). El empate a uno final, con un tiempo para cada equipo, puede considerarse un resultado justo.
Con el ya clásico humo de las bengalas como invitado silencioso, el derby dio comienzo con sendas alternativas de Lamela y Candreva, pero la igualdad no sería la tónica predominante pues no tardaría la Lazio en hacerse con el control del partido ante una Roma inoperante. Los de Andreazzoli habían regresado a la defensa de cuatro y trataron de hacerse con el control del centro del campo con De Rossi, Pjanic, Bradley y Florenzi, pero la acumulación de jugadores no propició una circulación fluida sino que el conjunto giallorosso rara vez encontró alternativas viables de pase. De Rossi no se hizo con la manija y la imagen que definía a la Roma en este primer tiempo bien podría ser la de del central Castán retrasando el balón y quejándose precisamente de esa falta de alternativas.
Por su parte la Lazio juntó las líneas y se encontró con una plácida primera mitad. Del peligro arriba se encargaban Candreva, un activo Onazi y Hernanes, y fue precisamente el brasileño, con un gran disparo con la zurda desde fuera del área, quien desniveló el marcador para los suyos. Andreazzoli, viendo el panorama, ordenó calentar al punta Destro poco después. La Lazio pudo marcar algún gol más merced a varias oportunidades, sin embargo, la primera parte concluiría con un disparo de Totti que Marchetti despejó en una gran intervención, un duelo que tendría su continuación en la segunda mitad.
Y el segundo acto no pudo empezar peor para los romanistas, pues el central Marcos cometió un inocente penalti con el brazo. Si al hoy conjunto local ya le fallaba su mejor defensa y una de las revelaciones del año en el Calcio, el panorama se presentaba desolador. Al lanzamiento Hernanes, el héroe de la primera mitad, pero su disparo fue horrible y no encontró ni red ni palo ni portero. Lo que podría haber sido la sentencia fue la resurrección giallorossa. Y es que Hernanes prosiguió su descenso al cometer penalti sobre Pjanic, y en esta ocasión, Totti no falló ante Marchetti, que adivinó su intención pero no pudo alcanzar lo ajustado del lanzamiento del capitán romano. El noveno tanto de Totti en los derbis.
Con más corazón que cabeza y buen fútbol, la Roma fue arrinconando poco a poco a su eterno rival y, por si fuera poco, el central lazial Biava fue expulsado a 20 minutos del final, lo que dejaba camino libre para la remontada de la Roma. No obstante, y a pesar de un cabezazo de Lamela que salió por poco y un par de lanzamientos de Totti que encontraron respuesta en un gran portero como es Marchetti impidieron mover el empate del marcador. Un empate que no deja a nadie contento: a la Lazio por haber dejado escapar un partido que a punto estuvo de ir ganando 0-2 y a la Roma por no haber sentenciado a un rival con uno menos.
Foto | AS Roma