El dilema de Ancelotti

Y de repente llega el martes, y el Real Madrid se encuentra de cara no solo con el partido de la temporada, sino con su duelo más importante de la última década. Han pasado doce años desde la final de Hampden Park, aquella en la que levantaron su última Copa de Europa hasta la fecha. La ansiada Décima nunca ha estado tan cerca como en este momento, y sin embargo, sigue tan lejana.

Sigue tan lejana porque antes de ganarse el derecho a luchar por ella en la final de Lisboa, tienen que dejar en la cuneta al rival más temible. El Bayern de Múnich, actual Campeón de Europa, quiere ser el primero en repetir título desde que el torneo adquiriera el nuevo formato. Para ello han puesto a uno de los mejores entrenadores del mundo, al frente de la plantilla más profunda. El Real Madrid cuenta con la ventaja de la ida, pero un 1-0 no es garantía de nada para visitar el Allianz Arena. El conjunto blanco sabe que esta noche juega su primera gran final, y no será un camino de rosas.

Ante una cita frenética, de sangre caliente y pasiones a raudales, un hombre se erige como protagonista desde las sombras. Carlo Ancelotti camina por su primera temporada como técnico madridista sin hacer ruido, dando el protagonismo a los futbolistas y apagando cualquier incendio que vaya surgiendo. Un perfil completamente contrario al de su antecesor, Jose Mourinho. No me atrevería a decir si más o menos adecuado, pero desde luego no parece que su forma de trabajar le esté funcionando mal.

Carlo Ancelotti ha demostrado a lo largo de la temporada que tiene muy claro a qué quiere que juegue su equipo. Inculcó un fútbol de posesión, controlando los partidos a través del esférico con un ritmo de juego más bien bajo. Dormir al rival en busca del momento en que los tres puñales del ataque penetraran en él. Encontró la mejor forma de desempeñar esta idea a mitad de temporada, instaurando un 4-3-3 que borró del mapa a Isco y otorgó galones a Modric, y más tarde a Di María.

Sin embargo, ha llegado el tramo clave de la temporada, y por caprichos del destino, Ancelotti se ha encontrado con un nuevo esquema que le está aportando buenos resultados. Tras la lesión de Cristiano Ronaldo, el técnico italiano adoptó un 4-4-2 recuperando a Isco que le funcionó realmente bien tanto en la final de Copa ante el Barça, como en la ida de semifinales ante el Bayern, esta vez con Bale renqueante. Y aunque las lesiones de sus estrellas le hayan puesto el cambio de esquema en bandeja, tampoco es una casualidad que se haya dado ante estos dos rivales: Los equipos del continente con mayor capacidad para discutirte la posesión de balón. Ancelotti sabía que su estilo no estaba perfeccionado, y prefirió recurrir a algo que sus jugadores tienen interiorizado por pura naturaleza: las transiciones rápidas, los ataques frenéticos, aprovechar el espacio… contragolpear.

Ante la trascendente cita de esta noche, Ancelotti se encuentra ante su gran dilema. Con Cristiano Ronaldo y Gareth Bale ya recuperados, el técnico italiano recupera la posibilidad de volver al 4-3-3. Pero esto no significaría solo renunciar al esquema que tan bien le ha funcionado en las últimas semanas, sino sacrificar a uno de los centrocampistas que tanto han brillado en el último mes. Dado que Cristiano Ronaldo es indiscutible, y Benzema aporta cosas al juego imprescindibles para el partido de hoy, las dudas recaen en tres nombres: Bale, Isco y Di María.

Recuperar el 4-3-3

4-3-3

El esquema que más ha utilizado Ancelotti durante la temporada, parece no obstante el menos factible para esta noche. Sería el más adecuado a la hora de pretender discutirle la posesión al Bayern, pero eso parece imposible en el Allianz, al menos en el tramo inicial de partido en el que se espera a un Bayern muy ofensivo. Con el 4-3-3 el Madrid ataca más y mejor. Su línea de puntas es más equilibrada, pero también menos sacrificada. Ante rivales que le discuten la posesión el equipo se parte, y el trivote del centro del campo sufre para repartir ayudas sin el apoyo de los tres de arriba. No parece probable que Ancelotti apueste por el 4-3-3. Al menos, no de inicio.

4-4-2 con Isco

4-4-2 Isco

Tras llegar a la conclusión de que el 4-4-2 parece el dibujo más idóneo, toca decidir cómo se reparten las piezas. Existe la posibilidad de repetir el once de la ida, pero Ancelotti lo ha descartado tras afirmar que si Cristiano, Benzema y Bale están bien, jugarán. Sin embargo, a priori parece la opción más interesante. Con una línea de centrocampistas más equilibrada, calidad para aguantar el balón y lanzar las contras, y compromiso en tareas defensivas. Además, tener un as en la manga de la talla de Gareth Bale por si las cosas se pusieran feas, es una garantía. Sin embargo, dejar 100 millones en el banquillo durante el partido del año sería osado cuanto menos, y más aún tras erigirse como protagonista del primer título de la temporada.

4-4-2 con Bale

4-4-2 Bale

Así que tras decantarnos por el 4-4-2 y llegar a la conclusión de que si está al 100%, Bale debe jugar, llegamos al once que parece más factible. En él, Gareth Bale rememoraría sus primeros años en White Hart Line ocupando la posición de interior izquierdo, teniendo que sacrificarse en labores defensivas. Y es que buena parte de la eliminatoria ha pasado y pasará por esa banda. La izquierda del Madrid y la derecha del Bayern. La zona fuerte del Madrid en ataque y la débil del Bayern en defensa. Por ahí llegó el gol de la ida, y seguramente por ello Guardiola apostará por Lahm en lugar de Rafinha. Con el lateral alemán se equilibran las fuerzas pasando a conformar una pareja temible con Robben. Por ello, Bale deberá ayudar a sus compañeros en esa zona, pero también buscarle las cosquillas a la espalda de Lahm.

La duda estará en ver si el sacrificado para que juegue Bale será Isco o Di María. Presumiblemente, el español será el que arrancará el encuentro desde el banquillo a pesar de su excelente labor en este final de temporada. Los noventa minutos que disputó ante Osasuna nos sirven de pista. Di María es un futbolista mucho más explosivo y de mayor recorrido para desenvolverse por la banda derecha, que dará mucho trabajo con la presencia de Alaba. En un duelo de transiciones rápidas, Di María es más adecuado. En cambio, el Madrid pierde esos segundos de calma que Isco aporta controlando el balón cuando su equipo está sobrepasado, y que además pueden desembocar en el lanzamiento de una contra letal como la del Santiago Bernabéu. La parte positiva es que estará fresco para la segunda parte, y dada su frialdad en las grandes citas y su indiscutible calidad, puede ser un activo de importancia capital para el Madrid si la situación lo requiere.

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Daniel Iglesias

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