Un Atlético estéril ante la muralla de Mourinho

“Frustramos al Atlético cuando normalmente es el Atlético el que frustra a sus rivales”, decía Jose Mourinho al final del empate a cero entre Atlético de Madrid y Chelsea, en el partido de ida de semifinales de la Liga de Campeones 2013/2014. Una frase idónea para resumir un partido que ha demostrado que el conjunto colchonero sufre cuando le dan de su propia medicina.

Porque el conjunto del Cholo Simeone tiene entre sus virtudes la capacidad para defender agazapado en su área, sin conceder ningún metro a su rival. Lo mismo que hizo la pasada noche el Chelsea. La única diferencia es que el Atlético, cuando se encierra, no renuncia al ataque. Anoche los de Mourinho sí lo hicieron, encomendándose solamente a cazar alguna oportunidad de gol a balón parado.

¿Por qué renunció al ataque? Principalmente porque le faltaba su gran baza ofensiva: Eden Hazard. El belga se tuvo que quedar en la grada tras no recuperarse de su lesión. Sin él, la capacidad ofensiva del conjunto blue se ve drásticamente reducida, y solo las galopadas de un combativo Fernando Torres -aclamado al final del encuentro- otorgaron metros al Chelsea. De todos modos, Mourinho tenía muy claro que las semifinales se juegan a 180 minutos. Su objetivo era dejar el desenlace para la vuelta, y a fe que lo ha conseguido: “Eran dos partidos y ahora sólo es uno y se juega en Stamford Bridge”.

El Atlético de Madrid ha disputado sus partidos más brillantes de la temporada ante Real Madrid y FC Barcelona. No es una casualidad. Es la consecuencia de las características de juego de su rival. Equipos que quieren llevar la iniciativa, que dejan metros a sus espaldas. Pero Mourinho, que no intenta agradar a nadie con su fútbol, sino competir y ganar, sabía que sus opciones de sacar algo positivo del Vicente Calderón pasaban por no dejar metros a la espalda de su defensa para Diego Costa.

Repliegue intensivo y descarado del Chelsea ante el que el Atlético de Madrid se vio inoperante. Ritmo muy bajo, con una circulación de balón tan lenta que era imposible descolocar el entramado defensivo inglés. El Atlético buscaba hacer daño con centros desde la banda, pero ahí se erigieron como protagonistas Terry, Obi Mikel y un espectacular Gary Cahill, uno de los mejores centrales del mundo. Ellos evitaron que ni siquiera en las jugadas a balón parado que tan bien le funcionan al conjunto colchonero, fueran capaces de inquietar a Mark Schwarzer, el veterano portero australiano que saltó al césped en la primera parte para sustituir a un Petr Cech que cayó lesionado y se perderá el resto de la temporada.

Donde la gente ve un autobús y un entrenador ultradefensivo, yo veo un técnico capaz de contrarrestar las virtudes de su rival hasta hacerle parecer casi inofensivo. Unos se quedan con que el Chelsea jugó con nueve defensas. Yo me quedo con que el Atlético no fue capaz de crear ni una ocasión clara de gol. Sí, Mourinho podría haber sacado un once más ofensivo, habernos proporcionado un partido más divertido, con idas y venidas e incluso haber logrado algún gol, pero entonces Diego Costa habría jugado a placer. En su lugar, el crack rojiblanco ha pasado desapercibido y tenemos un 0-0 que deja la eliminatoria completamente abierta para ambos equipos.

En Stamford Bridge veremos un partido con la misma intensidad pero con más ocasiones y juego de área. El Atlético tendrá una baja clave en Gabi por acumulación de tarjetas, mientras que Mourinho recupera piezas imprescindibles como Ivanovic y Hazard, que seguramente estará acompañado de Oscar en el once. Lo bueno para el Atlético es que sus goles valdrán más que los del rival, pero ese rival será mucho más fiero que el de anoche, tanto por jugadores como por escenario.

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Daniel Iglesias

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