Cuarenta años no es nada

¿Y cómo devolvemos con palabras al Atlético de Madrid la emoción que nos está otorgando esta temporada? Es imposible. No hay calificativos que hagan justicia a la hora de definir las actuaciones del Cholo Simeone y sus pupilos. Como mínimo, ya están entre los cuatro mejores equipos de Europa. Y lo han conseguido tras eliminar al FC Barcelona con autoridad, quizás no en el resultado pero sí en sensaciones. El Vicente Calderón ha asistido a una noche mágica en la que, 40 años después, el conjunto colchonero se ha clasificado para unas semifinales de Copa de Europa. Demasiado tiempo para un club de la talla del Atlético, pero que ayudan para vivir este sueño con más pasión.

Vuelven a semifinales de la máxima competición continental tras pasar por encima al equipo que ha dominado en Europa durante la última década. Un Barça que llevaba siete años sin caer eliminado en cuartos de final. Durante toda la semana se ha hablado de que el FC Barcelona estaba acostumbrado a estas grandes citas. Que era algo nuevo para el Atlético. Que la presión del contexto repercutiría en el juego de ambos. Nada más lejos de la realidad. El conjunto rojiblanco no siente vértigo a medida que se acerca a la orejona, sino que cabalga con más fuerza y hambre hacia ella. Con el Atlético del Cholo se tiende mucho a hablar, con perdón, de echarle huevos. Y aunque de sacrificio van sobrados, es injusto basar sus logros en la testiculina. Si tres hombres del Atlético rodean a cada uno del Barça no es por valentía, es por el excelente trabajo táctico de Simeone, que ha creado el mejor entramado defensivo de Europa.

Decía Xavi Hernández en los días previos al partido de vuelta, que sería importante que el Barça anotara el primer gol para ver cómo se manejaba el Atlético con el marcador en contra. No era un mal plan, pero no han tenido ni la más mínima opción de llevarlo a cabo. El Tata Martino se esperaba a un Atlético menos fiero de lo habitual, con la intención de proteger el resultado de la ida sin correr excesivos riesgos. Y sin embargo, los locales saltaron al césped con la intención de devorar a su rival desde el primer minuto. Y vaya si lo consiguieron.

El Atlético repetía una y otra vez la misma jugada. Balón largo a Raúl García, que se posicionaba en la zona de Jordi Alba para ganar el salto con facilidad. Balón peinado hacia las rupturas de Adrián o Villa, y la pareja de centrales culés a sufrir. Los asturianos han sido un quebradero de cabeza para Mascherano y Bartra, sobrepasados durante todo el encuentro. A los 20 minutos, el Atlético no solo iba ganando, sino que había estrellado tres balones a la madera. El Barça podía dar gracias.

Los problemas del Barça comenzaban desde la portería. Se echa de menos a Valdés, pero no solo por sus paradas, sino por su calidad a la hora de iniciar las jugadas. De avanzar metros ante la presión rival sin necesidad de rifar el balón. Con Pinto eso es imposible, tanto por falta de técnica como de confianza. De hecho, a punto estuvo de liarla en un par de ocasiones. La baja de Piqué también es grave, porque ni Bartra ni Mascherano tienen su clarividencia a la hora de avanzar. Como consecuencia, el Atlético de Madrid se comía al Barça a través de una presión endiablada que el conjunto culé no era capaz de superar. Gabi y Koke podían irse descaradamente a realizar una presión alta, porque atrás estaba Tiago sujetando al equipo con un posicionamiento envidiable.

Lo peor para el Barça, es que ni siquiera cuando el balón llegaba a Xavi, Iniesta o Messi daba síntomas de peligro, de claridad en el juego. El Barça ha perdido su estilo de juego para pasar a ser un coleccionista de jugadas. No tienen mecanismos ofensivos, sino individualidades que toman decisiones más o menos acertadas. Ante el Atlético, el único que se ha salvado de la quema ha sido Neymar. Solo el brasileño fue capaz de crear ventajas con sus intervenciones. Suya fue la mejor ocasión del encuentro, y tuvo que llegar al contragolpe, en una de las pocas ocasiones en las que fueron capaces de coger al Atlético desordenado. Sintomático.

No podemos dejar sin mención el inexplicable cambio del Tata Martino, cuando dio entrada a Pedro retirando a Andrés Iniesta. Aunque no fuera la mejor actuación del manchego, no tiene ningún sentido sacar del tablero a una de tus piezas diferenciales. Su desaparición de la batalla fue una bendición para el Atlético. Sin él, el Barça terminó de descoserse, y ni siquiera en el tramo final fue capaz de inquietar a Courtois. De hecho, el partido murió en campo culé, con varias ocasiones claras para el Atlético desbaratadas por Pinto.

Hemos dicho en varias ocasiones que, con lo que ha hecho hasta ahora, el Atlético de Madrid ya ha firmado una temporada histórica. Aunque perdiera todos los partidos que restan, se merecen que les aplaudamos hasta que nos sangren las manos. Sin embargo, el equipo da una imagen tan potente -incluso en un día sin Diego Costa y Arda Turan-, que no deben renunciar a nada. De hecho, los propios jugadores son muy conscientes de sus posibilidades gracias a la absoluta confianza que demuestran en el plan de juego que desarrollan. Mañana les acompañarán en el sorteo de semifinales el Real Madrid, el Bayern de Múnich y el Chelsea, y yo no me atrevo a decir que ninguno de ellos sea superior al Atlético de Madrid.

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Daniel Iglesias

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