Cuando el monstruo de la infancia sigue debajo de la cama, las pesadillas pueden convertir noches presuntamente plácidas en una auténtica película de terror. El Madrid ha vuelto a hacerse pequeño en Alemania, y a pesar del 3-0 conseguido en la ida ha estado en el alambre prácticamente desde el primer minuto. El Borussia Dortmund ha sido mucho más equipo que el conjunto de Carlo Ancelotti. Sin embargo, la renta conseguida por los blancos en el Bernabéu les ha dado el billete para las semifinales de la Champions League, la cuarta consecutiva para el Madrid, a pesar de la derrota, por 2-0 en el infierno alemán.
La celebración, sin embargo, debe aparcarse en pos de la reflexión. El técnico italiano debería meditar y hacer entender a los suyos que una vez más la mentalidad ha podido jugar una mala pasada al Real Madrid. En Dortmund, el mejor equipo sobre la pizarra –hoy sin Cristiano– ha leído penosamente el partido, antes y durante el mismo. Y los nervios, impropios de jugadores de la talla de Xabi Alonso, Pepe, o Benzema, han hecho el resto. Totalmente opuesto a lo practicado por un Dortmund que ha rozado, un año después de eliminar a su verdugo de hoy, la remontada.
Los de Jürgen Klopp se han hecho con el control del partido, sabían dónde hacer daño y conocían cómo conseguir desmoronar al Madrid, transfiriéndoles toda la presión como si estuviera en el equipo español la necesidad de darle la vuelta al calcetín.
El penalti errado por Di María en el minuto 17 ha sido una de las claves del mal partido del Madrid en Alemania. Es posible que, con el 0-1 en el marcador y más de una hora por delante, el Dortmund se hubiera visto forzado a volcarse a por un milagro mayor y con espacios el Madrid hubiera destrozado al equipo alemán. Sin embargo, el fallo desde los once metros ha dado alas al Dortmund y ha hundido a los blancos, que no han dado desde entonces una a derechas.
Los errores de Illarramendi y Pepe en los dos goles de Marco Reus sólo han sido la punta del iceberg de un listado mucho más amplio de fallos de todo el equipo en general. Los más preocupantes, los de un Xabi Alonso que ha llegado siempre tarde y que en ningún momento ha encontrado su sitio sobre el césped.
Si el Madrid ha sobrevivido a otro temporal en Alemania, ha sido gracias al 3-0 de la ida y al poco oxígeno con el que ha llegado su rival hoy al tramo final del encuentro. Mención aparte merece Casillas, otra vez providencial bajo los palos con varias paradas de mérito. El Madrid ya está en semifinales pero no llega con la fortaleza que se le requiere a un equipo candidato al título. Alcanza sus cuartas semifinales con muchas más dudas que buen juego, y con muchas más cosas que reflexionar que celebrar.