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Que en la Champions League cualquier rival de teórica menor dimensión te puede pintar la cara quedó claro esta tercera jornada, en la que por ejemplo, el Estambul Başakşehir FK se impuso (2-1) a un Manchester United que se había impuesto al PSG en París primero y había goleado al Leipzig después. También se la pegó el Shakhtar, y de qué manera, arrasado (0-6) por el Borussia Moenchgladbach con los ucranianos jugando de locales. Por ello, no sorprende que el Krasnodar casi asaltara el Sánchez Pizjuán, pero los de Lopetegui, con un hombre menos, consiguieron voltear un 0-2 en contra.

Los rusos llegaban a Sevilla, a priori, como víctima propiciatoria. Ocupando la décima posición de la Premier League rusa ―a 10 puntos del líder― y tras empatar en la primera fecha ante el Rennes y caer goleado en casa en la segunda frente al Chelsea en Champions League. Muy mal tenía que salir todo para que los hispalenses no cosecharan su segundo entorchado en la competición y, de paso, encarrilaran su pase a octavos de final. Sin embargo, la ley de Murphy que reza que «si algo puede salir mal, saldrá mal» hizo acto de presencia en Nervión. Primero, tras no traducir en goles sus ocasiones iniciales; después, encajando dos tantos en un lapso de cuatro minutos que obligó a su técnico a buscar soluciones.

Para ello tiró de sentido común y realizó un cambio un poco antipopular: retirar del terreno de juego al mejor central de su plantilla: Jules Koundé. El francés, en la escasa media hora en la que participó, cuajó su actuación más humana desde que pertenece al cuadro andaluz. En ese lapso, recibió una amarilla tras hacerle falta a Marcus Berg. La misma que terminaría en el 0-1 de Suleymanov. Poco después otra mala decisión fue castigada con penalti. Koundé, en su intento de despejar el cuero en el interior del área, golpeó a destiempo nuevamente a Marcus Berg, que no falló desde los once metros. Se le ponía muy cuesta arriba el duelo a los de Lopetegui, que además de al galo, también quitó a Escudero.

Entraron Óscar Rodríguez y Acuña y la respuesta llegó antes del descanso, con un cabezazo de Rakitic. Pero justo antes del descanso, Jesús Navas terminaría expulsado al frenar un ataque ruso de manera poco ortodoxa. Con un hombre menos y el resultado en contra, la segunda parte se presentaba como un tremendo reto. Faltaban por sumarse al intento de remontada En-Nesyri, tan criticado por su fallo en la Supercopa de Europa ante el Bayern, y Fernando. El Krasnordar tuvo ocasiones para sentenciar, pero fue finalmente el marroquí el que se desquitó definitivamente de aquella noche aciaga con dos chicharros en tres minutos, uno de zurdado y el otro de derechazo, para completar un partido épico de los sevillistas, que pasaron de las dudas a las certezas, de los errores a los aciertos y de caer por 0-2 a terminar 3-2 y adquiriendo medio billete a la siguiente ronda de esta imprevisible Champions; desobedeciendo a ese principio de Murphy y trasladándolo a un rival que no se le podía creer.

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Fernando Castellanos

Periodismo deportivo. En NdF desde 2006. Hacer todo lo que puedas es lo mínimo que puedes hacer. [ Twitter]