Paseo histórico

Benzema - Schalke

Hay quien restará méritos al Real Madrid afirmando que el rival era flojo. Y es cierto que el Schalke 04 era de lo más asequible que podía toparse uno en octavos de final. Pero meter seis goles en la Liga de Campeones no está al alcance de cualquiera. Seis goles que en esta ocasión, no fueron solamente el fruto de la espléndida pegada madridista. Los de Carlo Ancelotti tuvieron un control absoluto del partido. Negaron cualquier opción a su rival mientras protagonizaban una sangría de disparos sobre la meta germana.

Es precisamente por Carlo Ancelotti por quien quiero comenzar. Partiendo de la base de que ni esta goleada en Champions, ni la presencia en la final de Copa, ni el asalto al liderato liguero garantiza ningún título, hay que reconocerle al técnico italiano el gran trabajo realizado hasta la fecha. Tiene un mérito enorme el haber sido capaz de presentarse al tramo clave de la temporada con un equipo ya más o menos conformado, sólido, con una idea de juego clara. Y tiene mérito porque es una idea muy diferente a la que este equipo ha practicado durate los últimos años. No sé si mejor o peor, pero muy diferente.

Una de las mejoras del Madrid de Ancelotti es su capacidad para controlar el ritmo del partido. Ante el Schalke, se jugó hasta el pitido final a lo que el conjunto blanco requirió. Supo sosegar el juego al principio, cuando los locales parecieron más fieros. Y supo dar vértigo cuando olió sangre en un rival herido, sobrepasado. El Madrid ha sacrificado sus contragolpes frenéticos por la pausa y el control. A veces se echan de menos esas estampidas características de la etapa Mourinho, pero esa madurez y calma, esa manera de controlar las emociones, son una bendición para afrontar partidos europeos.

Sería injusto dejar a algún jugador del Madrid sin destacar, porque anoche brillaron todos. Desde los más participativos, como el trío atacante, a los de intervenciones más puntuales, como Iker Casillas. El guardameta de la Champions solo apareció una vez, pero fue para convertirse en protagonista con una de esas paradas antológicas que, tratándose de él, sorprenden menos.

Y aunque todos brillaron, uno acaparó más luz que nadie. Fue Karim Benzema, ese futbolista tan injustamente criticado en algunas ocasiones -¿recordáis cuando hace unos meses se pedía que Morata ocupara su puesto en el once?-, y que tan importante es para el Madrid de Ancelotti. No es un killer -aunque siempre acaba con buenos números-, pero es el delantero perfecto para Cristiano Ronaldo y Gareth Bale. Ellos se aprovechan de los espacios que crea el francés para sorprender con sus diagonales. Al mismo tiempo, es un socio de lujo para el centro del campo. En especial para Luka Modric, con el que se entiende de maravilla.

Aún no se ha conseguido nada, pero el madridismo duerme tranquilo. Al menos, hasta la cita del próximo domingo en el Vicente Calderón. Una nueva ocasión para demostrar que el potencial que se atisba, no es un espejismo.

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Daniel Iglesias

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