El entorno del Real Madrid sigue dejando patente que estamos ante un club de extremos. Los mismos que lo sumergían en una grave crisis por sus derrotas ante Real Sociedad y Atlético de Madrid, ahora lo dan por sanado tras golear por 5-1 a un inocente Basilea. Nada tiene que ver el conjunto suizo con aquel que venció por partida doble al Chelsea hace un año.
Pues ni tanto ni tan calvo. Hace unos días, tras el derbi madrileño, expliqué que a pesar de la derrota el Real Madrid me había dejado buenas sensaciones. Sin embargo, a pesar de la goleada de anoche, los de Ancelotti jugaron posiblemente su peor partido de la temporada, camuflado por la fragilidad del contrario.
Y es que ante un rival que no les exigía prácticamente nada, dejaron evidencias de sus graves problemas defensivos. Porque el Madrid, cuando posee la pelota, deja buenas sensaciones, pero cuando la pierde se desarma por completo. Modric y Kroos presionan buscando el robo mientras Pepe y Ramos retrasan su posición, y como consecuencia tenemos un equipo absolutamente partido en el centro del campo para el deleite de los atacantes rivales.
Es algo que Ancelotti debe solucionar de manera urgente, porque a partir de ahí el crecimiento del equipo estará garantizado. El nuevo esquema, apuntando hacia un 4-4-2 de peculiares características, deja buenas sensaciones para el futuro. Cristiano tiene mucha más libertad, se deja ver por la derecha mientras Bale se va a la izquierda para buscar los centros al área. El luso está manifestando una capacidad de asociación y participación en el juego de la que nunca había hecho gala. Algo que todavía le queda muy lejos al de Gales. Mientras que James Rodríguez, que tantas discusiones está levantando, deja muestras cuando tiene el balón de ser un futbolista de tanta calidad como personalidad. Anoche, firmó su mejor actuación con el conjunto blanco.
Aunque lo más destacado posiblemente fuera la actuación de Nacho. Jugando como lateral, el canterano merengue cumplió a la perfección con sus labores. No sólo en el aspecto defensivo, sino incorporándose con seguridad al ataque y demostrando que técnicamente se sabe manejar. Buenos centros, y protagonista en la jugada del 1-0 a pesar de tratarse de un gol en propia puerta.
Entre lo negativo, sigue la situación de Casillas. Más allá de quién tenga razón entre los que pitan y los que aplauden, resulta un tanto esperpéntico ver la montaña rusa de emociones que el capitán blanco provoca cada vez que roza un esférico. Anoche tuvo poco trabajo. Sería de necios echarle alguna culpa en el gol de González, de la misma manera que no se puede dar por finiquitado el debate por su excelente parada con 4-1 en el marcador. Una de esas paradas de reflejos imposibles que tanto le han caracterizado en su carrera. Pero en ese aspecto, nunca se ha dudado de su capacidad.