El Madrid vence el primer asalto a un Bayern ‘guardiolizado’

El enésimo duelo entre Real Madrid y Bayern de Múnich, dos equipos con una tremenda rivalidad histórica a nivel europeo, provocó que el Santiago Bernabéu se engalanase para la cita. Ambiente único para un partido único, y que tras los primeros noventa minutos no decepcionó. Dos estilos muy diferentes frente a frente, ambos con sus virtudes y sus defectos, con sus amantes y sus detractores. Pero a fin de cuentas, un espectáculo.

El 1-0 es un resultado fantástico para el Real Madrid, pero ni mucho menos definitivo. Lo cierto es que, a pesar del recital defensivo del conjunto blanco, haría falta un milagro para que el Bayern de Múnich no viera puerta en el Allianz Arena si repite el fútbol desplegado anoche. Especialmente el que practicó en los primeros 15 minutos de encuentro. Un recital de autoridad impropio de cualquier equipo que visite el Santiago Bernabéu. No era el Bayern de Múnich. Era el Bayern de Guardiola. Es evidente que Pep le ha sabido implantar su sello al conjunto germano. No se puede negar que su fútbol, más allá de las pasiones y odios que levanta, es marca de la casa. Solo sus equipos son capaces de desplegarlo.

Durante toda la temporada, Carlo Ancelotti ha querido que su equipo afrontara los partidos desde la posesión. Sin embargo, es consciente de que hay algunas citas al año en las que, por las características de su rival, eso es imposible. Y una de ellas es frente al Bayern de Múnich. Por eso -y por las bajas- renunció al 4-3-3 que ha acompañado al equipo desde hace meses para apostar por el 4-4-2 que tan buen resultado le dio en la final de Copa, con Di María en la derecha, Isco en la izquierda, y Cristiano Ronaldo y Benzema en punta, con menos responsabilidad a nivel defensivo.

Esas dos líneas muy juntas y replegadas se le atragantaron a un FC Barcelona en horas bajas, pero el Bayern consta de muchos más recursos. Por eso el Madrid sufrió en el inicio de partido sobre todo. Porque el Bayern hizo gala de una movilidad de la que ningún otro equipo puede presumir. Agitó al Madrid con cambios de orientación, y le buscó las cosquillas con continuas incorporaciones de sus jugadores. Alaba se iba hacia el medio, Lahm llegaba por sorpresa, Rafinha doblaba a Robben… parecía que había más jugadores de rojo. Xabi Alonso y Modric no daban abasto ante tanto receptor alemán, y el Madrid no era capaz de ganar oxígeno con el balón. La única opción era el balón largo buscando el juego de espaldas de Benzema, o arriesgarse a sufrir una pérdida ante la axfisiante presión del Bayern.

Pero entonces, llegó la jugada que marcó un punto de inflexión en el partido. El Madrid no había salido aún de su propio campo, cuando Isco fue capaz de aguantar el balón por unos segundos. Se apoyó en Cristiano, que dio un pase milimétrico al espacio para la extraordinaria internada de Coentrao, que le regaló un gol a Benzema con una asistencia perfecta. Ese gol no iba solamente a reforzar la moral madridista, sino que hacía mella en la confianza de los alemanes. Después de un inicio perfecto, cercando a su rival y haciéndole sentir el peligro de gol aunque no fuera con ocasiones claras, se veían por detrás en el marcador. Se daban cuenta de que, un equipo como el Madrid, no necesita mucho para perforar tu portería. Sus jugadores no tendrán el mismo nivel de juego colectivo, pero van muy sobrados de calidad individual.

Así pues, el Bayern mantuvo la posesión, pero ya no llegaba con tantos jugadores al área de Casillas. Lahm empezó a mantener mucho más su posición, y aún así el Real Madrid era el que tenía las ocasiones. Le costaba mantener el balón, pero cuando era capaz de juntar tres pases, se presentaba con facilidad ante la portería de Neuer. Las ocasiones de Cristiano Ronaldo y Di María fueron lo suficientemente claras como para haber puesto en un grave apuro a Guardiola y sus pupilos.

En la segunda parte, el guión fue similar aunque con las fuerzas mucho más niveladas. El Madrid producía posesiones más continuadas y el cansancio empezó a apropiarse de los jugadores del Bayern, que ya no llegaba con tanta gente arriba ni circulaba el balón con la misma claridad y rapidez. El eterno debate sobre la posesión que acompañó al Barça de Guardiola durante toda su etapa, se ha trasladado ahora a Múnich, y hoy no ha sido menos. Más allá de la fortaleza física y quizás un fútbol ligeramente más directo -dentro de lo que cabe-, hay una diferencia muy evidente entre este Bayern de Guardiola y su histórico Barça. Y esa diferencia es Leo Messi. Porque el Bayern ha rondado la portería de Casillas durante gran parte de los 90 minutos, ha conseguido que la afición del Bernabéu oliera el peligro, pero nunca lo ha saboreado salvo por ese disparo de Götze que desbarató Casillas. Al Bayern le ha faltado ese plus final, ya fuera un pase entre líneas, un regate o un tiro lejano, que rompiera la última barrera merengue.

Llegados a este punto, es cuando toca destacar la actuación del Real Madrid, que sobre todo en su faceta defensiva ha alcanzado unas cotas brillantes. Con unos futbolistas que no han sido solo un ejemplo de sacrificio, sino de una calidad individual increíble. La pareja de centrales conformada por Pepe y Ramos ha despejado todo el peligro ante un delantero de esos que tanto les hace sufrir como Mandzukic. Carvajal ha dejado la actuación de Ribéry como una de las más grises del conjunto alemán, ayudado por Di María y Modric. De la misma forma que en la otra banda, Isco y Xabi Alonso han echado un cable a Coentrao a la hora de cerrar a Robben y el lateral visitante -Rafinha en la primera parte, Lahm en la segunda-. El lateral portugués ha firmado un partido colosal, dando la razón a los que siempre hemos creído que es un futbolista espléndido e injustamente menospreciado por la prensa. El caso es que, un año más, ha llegado el tramo clave de la temporada y el titular es él. La desgraciada lesión de Marcelo ha provocado que durante el último mes estemos viendo la mejor versión del defensa luso desde que llegara al Real Madrid.

Y sobre todo, hay que destacar a Xabi Alonso. Cuando se tiene su inteligencia y su capacidad para entender el juego, no se notan tanto ni el cansancio ni los achaques de los que le llevan acusando varios meses. Xabi Alonso es un futbolista capital, que anoche dio un recital de posicionamiento, ayudas, criterio y sacrificio. Esa estirada para evitar un gol cantando de Müller en el último suspiro fue la guinda para el que, sin ninguna duda, ha sido su mejor partido como jugador madridista.

El 1-0 es un buen resultado para el Madrid, pero que deja la eliminatoria muy abierta aún. El partido del Allianz Arena no promete ser una fiesta, y los de Ancelotti deberán sudar para frenar las acometidas de un Bayern que promete ser más fiero y letal que el visto anoche. Sin embargo, el Madrid ha demostrado que no necesita mucho para hacer un gol, y Guardiola deberá temer esta posibilidad por el valor doble de los goles en campo contrario. A Ancelotti se le plantea un dilema. Cristiano y Bale estarán recuperados para la cita en Múnich, pero el 4-4-2 le ha dado un resultado demasiado halagüeño como para descartarlo.

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Daniel Iglesias

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