La regularidad en la Premier League la expuso en el tramo decisivo el Manchester City y, como consecuencia, se proclamó campeón en la última jornada ya con todo a favor, a pesar que tan sólo hace tres que parecía haberse despedido de las opciones de disputarla. Por plantilla, por poder económico y por méritos deportivos, el City era el candidato más fiable en las apuestas para llevarse este trofeo, aunque Arsenal primero, Chelsea y Liverpool posteriormente, le han discutido seriamente su presunta superioridad.
En las últimas jornadas han pasado muchas cosas que han acabado por decidir el nombre del campeón. El resbalón de Gerrard ante el Chelsea, el gol de Nasri in extremis ante las escurridizas manos de Mannone en el 2-2 ante el Sunderland, el gol de Borini que rompía la espectacular racha de Mourinho en Stamford Bridge, la increíble pájara del Liverpool ante el Crystal Palace… Pero sin lugar a dudas, el título que se ha acabado decidiendo en la última jornada se ha debido por un factor clave: el City ha ganado los últimos cinco partidos, sumando 18 puntos a pesar de (o gracias a) haber competido en las últimas semanas el doble que sus contrincantes al tener que recuperar los partidos aplazados en su día. Y la figura que ha conseguido gestionar este tramo final del curso a la perfección no es otro que su entrenador, Manuel Pellegrini.
El chileno, a pesar de rehuir de halagos hacia su trabajo, ha sido el gran artífice del éxito de este City. En su primera temporada en la Premier, Pellegrini era consciente que tomaba las riendas de un equipo que debía rallar a un excelente nivel en las cuatro competiciones que disputaba, y no lo ha tenido nada fácil. El equipo a principio del curso era una apisonadora en el Etihad, pero las derrotas ante el Cardiff, Aston Villa, Chelsea y Sunderland lejos de su estadio abrieron la veda de los primeros palos para el extécnico de La Liga.
El mes de marzo fue una auténtica montaña rusa para los citizens. Arrancó con la conquista del primer título del año, la Copa de la Liga que ganaron al Sunderland; continuó con la bochornosa eliminación de la FA Cup a manos de un segunda como el Wigan, y ante su público; a ésta se le sumó el adiós europeo cayendo ante el Barça en Champions; y para acabar el mes, 0-3 en Old Trafford en el derbi de Manchester y 10 de 12 puntos en la Premier que le mantenían en la pelea por el título. Una de cal, y otra de arena. Y en el ojo del huracán, Pellegrini.
La expulsión de Demichelis ante el Barça y la eliminación de la FA Cup impulsaron las críticas hacia el técnico chileno. La roja del argentino, debido a la apuesta de Pellegrini por el central con el que había compartido vestuario en el Málaga, ya de primeras criticada por la hinchada del Etihad. Al final, ésta apuesta ha acabado siendo un acierto total y Demichelis ha acabado por ganarse el cariño de los citizens con sus fantásticas actuaciones en la recta final del curso. Pellegrini consiguió superar ese extraño y bipolar mes de marzo y fue capaz de centrar toda la atención de los suyos en la conquista del título liguero.
Para este ingeniero de caminos, como recordó en la rueda de prensa posterior a la conquista de la Premier, los títulos no son su verdadero objetivo. Era totalmente consciente que por la exigencia del banquillo que ocupa iba a tener que luchar por ellos, pero puso como ejemplo su trabajo en Villarreal y Málaga para evidenciar que su preocupación máxima era la de construir un equipo. Y ha demostrado que, pese al enorme peso del vestuario, ha sabido gestionar los múltiples problemas a los que se ha tenido que enfrentar, empezando por la importante ausencia durante muchos partidos del gran delantero del equipo, el ‘Kun’ Agüero. El chileno, pese a no tener experiencia en la liga inglesa, ha sabido sortear las dificultades, gestionar un vestuario no fácil de llevar como el del City y conseguir que su equipo fuera el más regular en las últimas jornadas, llevándose merecidamente el título de campeón.