Uno puede pensar, viendo cómo se presentan las portadas de los dos principales periódicos afines al FC Barcelona, que la entidad ―aún― presidida por Josep Maria Bartomeu vive en la casa de gominola de la calle de la piruleta. Pero nada más lejos de la realidad. Lo que los medios parecen haber olvidado lobotomía mediante, sigue muy presente entre los socios, que tienen muy fresco no solo el 2-8 ante el Bayern ni la espantada de Messi, sino las mil y una tropelías que durante su mandato, se han gestado impunemente: desde el caso Neymar, del que el club salió condenado por fraude fiscal mientras que Bartomeu y Rosell ―con pacto incluido― fueron exculpados, pasando por la sanción de la FIFA por incumplir la ley de traspasos de menores; sin olvidar la pésima gestión económica, el hígado de Abidal, las comisiones en fichajes, irregularidades en la gestión del ‘Seint Lliure’ o el reciente escándalo ―uno más― de la directiva en el ‘Barçagate’. Los intercambios Neto-Cillessen o Arthur-Pjanic, los refuerzos para el filial que un día son las grandes promesas del fútbol mundial y al día siguiente ―sospechosamente― no valen, el adiós de Guardiola, la dimisión de 11 directivos en seis años ―seis de ellos, en bloque, el pasado mes de abril―, el préstamo de 800 millones que quiere aprobar el club para construir el Espai Barça y que endeudaría, más si cabe, a la entidad… son solo algunos de los motivos que han llevado a los socios a movilizarse y llevar a cabo una moción de censura que, de momento, progresa adecuadamente.

Y lo hace contra viento y marea en un contexto nada favorable dadas las circunstancias y el silencio sepulcral de las principales cabeceras, que no han dedicado ni una sola portada a la iniciativa que podría poner fin al mandato de Bartomeu. Los precandidatos Jordi Farré, Víctor Font y Lluís Fernández Alà y otros ocho grupos de opinión del entorno culé necesitaban 16.521 firmas (el 15% del censo electoral del club) y lo han logrado en poco más de dos semanas frenéticas. Sin partidos en el Camp Nou, con una pandemia azotando el país, sin el apoyo mediático de los dos medios con más músculo y resonancia entre la afición… pero con ese sostén que son las redes sociales. El éxito de la primera fase de la moción se debe al alud de socios e hinchas que a través de los múltiples canales existentes ―Twitter, Facebook, YouTube, blogs― han mostrado su disconformidad con la junta actual, trasladando sus motivos y llamando a la acción a quienes, carnet en mano, pueden precipitar el adiós de un presidente al que se le acumulan los sinsabores, obcecado en mantenerse en una poltrona de la que no se despega ni con disolvente.

El tratamiento que se la ha dado por parte de Mundo Deportivo o Sport a esta moción de censura dista mucho del que se le dio en su día a la que sufrió Joan Laporta por parte de Oriol Giralt, impulsor de aquella que se produjo en 2008 y de quien se sospecha que estaba vinculado a Sandro Rosell. Ese año únicamente hacían falta el 5% del censo electoral para hacer efectiva la moción ―en 2013 se cambió al 15% actual― y fueron 9.473 firmas las recogidas de las 5.882 necesarias. Sin embargo, en el referéndum contra Laporta no se alcanzó el 66,6% necesario para que el por entonces máximo mandatario azulgrana abandonara sus funciones, quedándose a las puertas con un 60,6%. Aquello provocó la dimisión de ocho directivos, la continuidad del dirigente y un sinfín de portadas críticas hacia su gestión que hoy, con Bartomeu en la diana, brillan por su ausencia.

Con las firmas necesarias logradas por ‘Més que una Moció’ se presenta ahora el siguiente escenario: una vez entregadas, se formará la denominada Mesa del Voto de Censura ―formada por los dos primeros miembros que la firmaron, dos miembros de la junta y un delegado de la Federación Catalana― cuya misión será validarlas. En un máximo de 10 días ―los sábados, para los estatutos del Barça, son días hábiles―, tienen que anunciar el resultado. Sin son aceptadas, la junta directiva deberá convocar el referéndum en un plazo mínimo de 10 días y un máximo de 20, anunciándolo al menos con cinco de antelación. En el sufragio, al menos el 66,6% deben votar a favor de dicha moción. Si esto ocurre, Bartomeu debería recoger sus bártulos y abandonar un club en el que nunca ha prosperado un procedimiento de este calibre. Ni siquiera cuando los medios, a diferencia de lo que sucede ahora, clamaban a su favor.

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Fernando Castellanos

Periodismo deportivo. En NdF desde 2006. Hacer todo lo que puedas es lo mínimo que puedes hacer. [ Twitter]