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No hay día que pase sin que la polémica sacuda al FC Barcelona, inmerso en una suerte de «reestructuración» en la que de momento únicamente se han confirmado las salidas de Rakitic y Arturo Vidal desde que el presidente anunciara la revolución en el primer equipo. La puerta abierta a Riqui Puig, que no es precisamente ninguna vaca sagrada en el vestuario y que, bajo su firme ambición personal, todo indica que no se marchará cedido, es otro de los frentes abiertos que tiene Ronald Koeman. Con el de Messi ya ‘resuelto’ y una moción sobrevolando la continuidad de Josep Maria Bartomeu, la salida de Luis Suárez se ha convertido en la prioridad del presidente, del cuerpo técnico y de la masa salarial… o no.

El lunes se anunciaba en los medios, a bombo y platillo, que el delantero uruguayo se había desvinculado del Barça, que le compensaría con la mitad de salario que le restaba del año. Bajo ese supuesto acuerdo, horas después, se supo que habían algunas condiciones: que no fichara ni por Manchester United, ni por Manchester City, ni por PSG y, ni mucho menos, por el Real Madrid. Perfecto, debería pensar Luis Suárez, que poco después llegaba a un acuerdo con el Atlético de Madrid. El conjunto colchonero, enfrascado en la búsqueda de un goleador, dio incluso luz verde para la cesión de Morata a la Juventus. El siguiente paso era confirmar la llegada de su recambio… que no se produjo.

Resulta que el acuerdo entre el club blaugrana y el ariete únicamente estaba redactado, no firmado, y que a Bartomeu no parece hacerle mucha gracia que Suárez termine vistiendo la camiseta de un rival directo en LaLiga. Por todo ello, habría frenado su salida a una entidad que no hace tanto no puso ninguna facilidad cuando los culés se interesaron primero y terminaron fichando a golpe de cláusula después, a Antoine Griezmann. Entre tanto, al charrúa se le investiga el examen exprés para sacarse la nacionalidad italiana que, días atrás, se hizo en Perugia para no se sabe muy bien qué ―la Juve lo ha descartado―. Y el Atlético, pese a quedarse compuesto y sin ‘9’, no quiere soltar un solo euro por el ariete.

La pregunta que se hace el arriba firmante es clara: si se le quiere dar salida a Luis Suárez a toda costa, tanto por motivos deportivos como económicos, si no cuenta para el cuerpo técnico ni para el entrenador ni para el presidente, si tiene 33 años y las rodillas maltrechas, si le quedarán a lo sumo un par de años al más alto nivel, ¿qué más da que fiche por el Atlético? ¿No es un descarte que ya no ‘tiene’ nivel para el Barcelona? ¿No es uno de los mejor pagados de plantilla y hay que liberar una ficha tan alta como la suya? ¿No es el tercer máximo goleador de la historia y, como muchos otros con anterioridad, «se ha ganado el derecho a decidir su futuro»?

Mientras las dudas se ciernen sobre el incierto futuro de Suárez, lo de Bartomeu parece una cuestión de orgullo. Si quiere irse al Atlético, que pague. Y no como el Sevilla con Rakitic o el Inter con Vidal, sino un traspaso alejado del simbolismo. El todavía presidente entiende que el ‘Pistolero’ no puede marcharse a un rival directo, con el 50% de su sueldo en el bolsillo, y sin recibir nada a cambio. Al mandamás culé se le olvidó incluir en su lista de destinos prohibidos al cuadro colchonero: ¿pero dónde pensaba que querría irse entonces? ¿A la Salernitana?

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Fernando Castellanos

Periodismo deportivo. En NdF desde 2006. Hacer todo lo que puedas es lo mínimo que puedes hacer. [ Twitter]