Se viene un miércoles de aúpa con hat-trick de partidazos en los que estarán involucrados los tres candidatos al título. Barcelona, Atlético y Real Madrid, en este orden, tratarán de despejar alguna duda respecto al posible futuro campeón aunque por mucho que pase hoy algo, no será definitivo.
La cuestión es que tras cada una de las derrotas que el Barça ha sufrido en las últimas semanas han emergido protagonistas cuyas hazañas lejos de estar sobre el tapete verde han estado en lugares tan futboleros como las redes sociales o los micrófonos de una sala de prensa. Es curioso porque a Piqué, los mismos que han criticado hasta el infinito y más allá sus Periscopes tras las victorias, son los que exigían, carcajada mediante, que los repitiera tras las derrotas. Y resulta que cuando Dani Alves cuelga en su Instagram un vídeo después de que el Barça fuera eliminado de la Champions, casi que la prensa lo mutila. El brasileño tuvo la genial idea de imitar a su pareja y, peluca en mano, asegurar que lo ocurrido en el Calderón no era más que un partido. Que no pasa nada. Y en realidad, debería ser así. Fue una mierda de partido para el Barça, cayó eliminado, pero no siempre puede uno comer caviar. Eso sí, la prensa, que no toda pero sí en su mayoría, no dudó en elevar a categoría de drama, de falta de respeto y de cualquier cosa que suene a vejación para los culés, la actuación de Alves. Los mismos que pedían a Piqué un Periscope tras el KO ante el Madrid. Y los mismos que lo criticaron cuando los hacía.Y ya para rizar el rizo está Luis Enrique, blanco de todos los dardos desde el domingo por la noche. En ese momento un periodista le hizo una pregunta y Lucho respondió de manera poco elegante, haciendo referencia al apellido del tipo, que no obtuvo respuesta. Para el que viva en otro mundo o estas cosas le importen un carajo, esta es la escena. En ese momento el periodismo deportivo clamó al cielo por la intolerable, inadmisible, abusiva e imperdonable falta de respeto del entrenador asturiano hacia uno de los suyos. Una respuesta que ciertamente fue igual de brillante que los últimos partidos del Barcelona, pero que para Luis Enrique, de buen seguro, estuvo a la altura de la pregunta en cuestión: “¿Cómo ha influido la preparación física en este bajón del mes de abril?”.
Ayer, en vísperas al choque frente al Dépor volvió a salir el tema y Luis Enrique lanzó balones fuera cuando se le preguntó por el altercado: “No contesté. No tengo nada de lo que disculparme, sé en el mundo en el que vivo. No he faltado el respeto a nadie, pero algunos medios sí lo hacen con los profesionales. Si a algunos no les gusta mi estilo, me importa un bledo… por decirlo de manera educada”.
Luis Enrique, además, tiene un bagaje que ya quisieran muchos. Se olvida en el fútbol muy rápido que el Barcelona ha conquistado cinco títulos con él en el banquillo. Con sus virtudes y sus defectos, que sobre todo, salen a relucir, cuando encadena una mala racha de juego. En esto se ha convertido el fútbol. En un deporte en el que se habla más de lo que pasa fuera que de lo que sucede dentro de un rectángulo de juego.
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