Josep Maria Bartomeu ha dimitido. La frase que un amplio sector del barcelonismo soñaba con escuchar o leer en los últimos meses ya es una realidad. Se puede decir bien alto. Por fin, ha dejado de ser presidente del FC Barcelona. Apenas 24 horas después de asegurar que no lo iba a hacer, las circunstancias han podido con él y, finalmente, se echa a un lado. Seguramente sea el aire que respire un culé ahora mismo sea el más cercano al que golpea la cara al conquistar un título. Bartomeu ya es historia del Barça. Toca pensar en las elecciones, en una nueva etapa y en un nuevo presidente que arregle el desaguisado que deja el hasta hace unas horas, máximo dirigente azulgrana.
Es, probablemente, el mejor servicio que Bartomeu le ha hecho al Barcelona. Su figura empezó a tambalearse sobre todo en los dos últimos años. A los desastres deportivos, sobre todo por derrotas flagrantes como las sufridas en Champions League, se unieron desagradables situaciones extradeportivas que han ido llenando, poco a poco, el vaso de la paciencia del hincha culé. En este blog un servidor ya ha comentado en más de una ocasión las bondades de Bartomeu, sobre todo en los últimos meses, y cómo parecía aferrarse al cargo como un clavo ardiendo mientras a su alrededor estallaba una moción de censura.
Precisamente es la silenciada moción la que ha desencadenado la dimisión de Bartomeu. Ni él ni seguramente nadie esperaban el éxito que tuvo a la hora de recoger firmas. Bartomeu y su junta han querido dilatar al máximo los plazos para la celebración del referéndum en el que los socios debían votar si merece o no seguir como presidente. Sin embargo, en el contexto en el que se encuentra el país, Bartomeu esperaba que de alguna manera no pudiera llevarse a cabo la votación. La Generalitat, por su parte, este mismo martes dijo que, con las lógicas medidas sanitarias, el referéndum era viable. Al verse entre la espada y la pared, al ver que la moción seguía adelante y, por lo tanto, podría convertirse en el primer presidente que ‘echan’ los socios, Bartomeu y su junta han decidido abandonar. Su razón esgrimida: la salud de sus socios, hasta 40.000 de avanzada edad según ‘Barto’.
Bartomeu se marcha después de haber conquistado muchos títulos, hasta doce, que, sin embargo, se han visto empañados por una pésima gestión que le ha situado en la diana en los últimos meses. Lo que tampoco esperaba el ya expresidente es que muchos culés, a estas horas, estarán celebrando su dimisión como uno más. Si no hubiese toque de queda, si la gente pudiera salir a la calle, hoy en Canaletas habría fiesta grande.