Las miradas estaban puestas en la primera titularidad de David Silva, fichaje estrella de la Real Sociedad, que se había perdido el primer partido de Liga por culpa del coronavirus y que había disputado sus primeros minutos ante el Real Madrid. Sin embargo, en el banquillo de Imanol Alguacil aguardaba uno de los futbolistas que con más fuerza ha irrumpido en este inicio de campeonato, y que en apenas doce minutos, los que disfrutó en la segunda mitad, tuvo tiempo de sentenciar el choque ante el Elche (0-3) con un imparable zurriagazo.
Su nombre, Roberto López, que a la tierna edad de 20 años se ha colado en la primera plantilla txuri-urdin de la misma manera que otro joven de Zubieta como Martín Zubimendi (21 años). Son las últimas perlas que dan el salto a una entidad que apuesta firmemente por los futbolistas de casa, obteniendo unos fantásticos resultados. Mientras que Zubimendi consiguió hacerse un hueco en el tramo final del curso pasado, la aparición de ‘Súperlópez’ fue más discreta. Ha sido este verano, tras la pretemporada, cuando se ha ganado la confianza de su técnico.
Roberto López, que con 14 años llegó a realizar las pruebas para jugar en el Liverpool y fue tentado por Athletic o Villarreal, terminó a los 15 ingresando en la cantera blanquiazul. En el Sanse coincidió con Imanol, que terminaría ocupando el banquillo realista a finales de 2018, sucediendo en el cargo a Asier Garitano, y haciendo debutar al chaval, por entonces con 18 años, en enero de 2019. Sustituyó a Luca Sangalli ante el Espanyol, un duelo que terminó en victoria. No obstante, siguió progresando en el filial ese curso, y el pasado, el zurdo mediapunta acabó firmando 7 dianas y 11 asistencias en el Grupo II de Segunda B.
Según su contrato, que prorrogó en 2018 hasta 2025, debía tener ficha del primer equipo o, en su defecto, marcharse a un club de Segunda en calidad de cedido. Y aunque el dorsal que luce ―el ‘28’― pueda llevar a engaños, la Real Sociedad anunció el pasado 10 de septiembre que era futbolista de la plantilla de Alguacil a todos los efectos. La confianza prestada no ha tardado en devolverla Roberto López, que más de un año y medio más tarde de debutar en Primera, fue titular en el estreno ante el Valladolid, completando un encuentro de ensueño.
Una de sus principales características es el golpeo de balón lejano, una faceta que con la ayuda de Masip, acentuó con el tanto del empate ante el Valladolid de la primera fecha. Un gol que dio un punto a los suyos y que puso de relieve su descaro para ejecutar, pese a ser un recién llegado, los lanzamientos de falta ―otra de sus especialidades―. Alto, su posición se asemeja a la que tuvo Odegaard el curso pasado, sintiéndose cómodo tanto en la izquierda como en la derecha, mediapunteando, llegando desde segunda línea y asociándose con sus compañeros.
Ante el Elche, cuando todas las miradas estaban puestas en David Silva ―que junto a Merino fue el mejor de su equipo― tuvo un ratito, cuando sustituyó al canario, que aprovechó al máximo. Asistido por Mikel, recibió el esférico en su pierna no dominante, con la que tras un control orientado, clavó al fondo de la red un violento derechazo frente a Edgar Badía para sentenciar un envite en el que los de Imanol habían sido superiores. Roberto López logró su segundo gol en LaLiga para ganar confianza, seguir creciendo y convertirse en la penúltima sensación txuri-urdin.
