Hola, soy Diego Costa y soy el delantero de moda. Anoche debuté en Champions League, a mis 25 años. Mis compañeros en el Atleti ya lo habían hecho con anterioridad, pero es que a veces soy un poco bruto, o eso dicen, y haciendo ciertas cosas me sancionan. La UEFA decidió castigarme la temporada pasada con cuatro partidos y me he tenido que esperar hasta la tercera jornada para hacer mi estreno. Por entonces yo era el complemento de Falcao, el gran goleador del equipo, quien las enchufaba todas. A lo sumo, yo destacaba por mis locuras sobre el terreno de juego y por haber dejado en el banquillo al prometedor Adrián. En verano se fue Falcao y ficharon a Villa. Se suponía que el Guaje llegaba para marcar los goles, y que de nuevo, yo, iba a ser su complemento. Pero mira por dónde que las cosas me han salido tan bien desde que se fue el Tigre que ahora el que lo marca todo soy yo. Llevo doce goles esta temporada, y ayer, en mi debut en la máxima competición continental, marqué dos de ellos. El primero fue una delicia: arranqué con el cuero en mi propio campo, corrí como si me fuera la vida en ello y me zafé de los defensas del Austria de Viena como si fuera Ronaldo, el brasileño, eh. Luego definí de forma magistral. Queda feo que lo diga yo, pero fue así. Y si ese gol llevara la firma de alguno que viste de blanco o azulgrana, que nadie dude que fuera portada hasta en el Washington Post. Pero no importa. Los del Atleti saben quién soy, me valoran y me quieren. Simeone me entiende más que mi psicólogo. Y yo, que ando a tientas ante la posibilidad de llegar a ser algún día internacional con España, aún me sorprendo de que un Lagarto, que es así como me llaman algunos, sea capaz de hacer olvidar a todo un Tigre. A todo esto, peleo y peleo por demostrar que la mía, no es una moda pasajera.
[Anoche el Atlético venció al Austria de Viena (0-3) con un nuevo recital de Diego Costa, suma nueve puntos de nueve posibles y enfila el camino a octavos como una exhalación]
