En la llamada Liga de los 100 puntos, un tropiezo siempre es llamativo. Sin embargo, la posibilidad de que el FC Barcelona viera cortada su racha triunfal en su visita al Reyno de Navarra era más probable de lo que muchos se esperaban. Reciente parón por selecciones, hombres importantes fuera de la convocatoria como Piqué, Alves y Alexis, y un equipo como Osasuna que en su campo nunca lo pone fácil. Aún así, el Barça fue dominador y tuvo ocasiones más que de sobra para llevarse los tres puntos. El empate sin goles no ha de verse más que como una anécdota.
Pero por supuesto, también se pueden destacar varios méritos de los locales, y algún que otro error por parte del conjunto culé. Javi Gracia decidió salir con un 4-4-2, pero lejos de ser ofensivo, lo que buscaba era condicionar la salida y recuperación de balón culé con la presencia de dos delanteros. Así pues, Busquets tenía que incrustarse entre Puyol y Bartra para iniciar jugada, y a la vez se quedaba muy desconectado del resto del equipo. Él es el jugador clave en la presión tras pérdida, pero ayer estaba tan lejos que el Barça lo echaba de menos a la hora de recuperar el balón.
En la primera parte el Barça se lo tomó con calma. Balanceaba el balón como nos tiene acostumbrados, buscando con calma el hueco y agotando a Osasuna por el camino. Iniesta aceleraba el juego y encontraba con facilidad a Cesc y Neymar por los pasillos centrales, así que el brasileño se alejó de la cal. Sin embargo, Andrés Fernández no se veía agobiado.
Fue en la segunda parte cuando el Barça, que no sufría atrás -con Puyol regresando a la titularidad con buenas sensaciones- comenzó a acelerar el ritmo en tres cuartos de campo. Xavi lideraba la transición, Iniesta aumentaba el ritmo, y Cesc finalizaba la jugada. Y el ex del Arsenal tuvo varias oportunidades muy claras para romper el 0-0, pero anoche tenía la pólvora mojada.
Aún así, parecía cuestión de tiempo que el Barça perforase la portería rival, pero los minutos pasaban y la defensa de Osasuna achicaba el peligro con contundencia, liderados por un Arribas colosal. Decidió pues el Tata Martino mover el banquillo, y ante la falta de pegada recurrir al futbolista que más tiene en el mundo: Leo Messi. Sin embargo, el argentino no está al 100% -lógico tras estar tres semanas parado por lesión- y más que ayudar, su entrada desconcertó.
Entró sustituyendo a un Xavi que estaba siendo de los mejores, sirviendo de conexión entre defensa y ataque con seguridad y rapidez. Sin él, el Barça ya no llegaba con la misma claridad y ritmo. Además, con Messi dentro Neymar tuvo que volver a la iquierda, cuando más daño estaba creando por el centro del ataque. Poco después se iría un discreto Pedro para dar entrada a Tello, pero el joven canterano baja radicalmente sus prestaciones si se le coloca en la banda derecha. Allí no goza de la salida hacia fuera para buscar el disparo con su pierna buena, por lo que su aportación fue prácticamente nula.
No obstante, el FC Barcelona se queda como líder en solitario tras la derrota del Atlético de Madrid frente al Espanyol, y con un colchón aún de tres puntos con el Real Madrid. Una posición cómoda al fin y al cabo de cara al clásico del próximo sábado. La victoria supondría un buen golpe sobre la mesa, mientras que un resultado negativo no haría más que dejar las cuentas a cero respecto a su eterno rival.
