Bale y Zidane marcan el camino

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Cuando Zidane debutó en el Real Madrid como futbolista era ya uno de los mejores jugadores del mundo, había ganado todo con su selección, triunfado en la exigente liga italiana de los noventa y su traspaso, célebre servilleta mediante, era el más caro de la historia. Que su clase, su magia y su elegancia tuviesen continuidad en el Bernabéu era cuestión de tiempo. Su llegada a los banquillos ha sido diferente: procedente del filial, con todo por demostrar, como un joven canterano que ha de acumular méritos para ganarse un puesto. Pero eso sí: con un nombre. Había mucha expectación por su debut como técnico del Real Madrid, con pocos días en el cargo pero con curiosidad por ver los detalles que podrían marcar las líneas maestras de lo que será “su Madrid”, y las sensaciones han sido buenas: el 5-0 a un buen equipo como es el Deportivo de Víctor Sánchez, que hace poco arrancó un empate del Camp Nou, así lo atestigua. Ha tenido que compartir focos, eso sí, con un extraordinario Gareth Bale, autor de un gran partido y un hat-trick. Benzema, al que Zidane había dedicado buenas palabras durante la semana, hizo los otros dos. Sólo es el comienzo de la andadura del francés en el banquillo de Chamartín, pero qué mejor que empezar así.

Resulta extraño ver a Zidane en la banda sabiendo de antemano que no saltará al césped. De hecho, su estampa no difiere demasiado de aquella con la que cazó al vuelo un balón al cielo de Roberto Carlos para emplazarlo en la escuadra del germano Butt. Pero hoy no entra en el once, sino que los dibuja en la pizarra. Pocos cambios, pero significativos: Carvajal en el lateral derecho por un irregular Danilo, aún pendiente de justificar su fichaje. Pepe por Varane en el centro de la defensa, apostando por la veteranía del portugués. Y la mayor novedad, Isco en el centro del campo en lo que suponía una declaración de intenciones: el balón es protagonista, hay que tenerlo y moverlo para buscar el gol. Prescindió así del equilibrio de Casemiro y la llegada de James. Eso sí: Isco fue de lo mejorable del equipo.

Había que tener cuidado con este Deportivo. De hecho saltaron al Bernabéu con ganas de discutirle el balón al Madrid, presionando y moviéndolo con soltura. Así llegó la primera oportunidad del partido para Lucas Pérez, que Keylor despejó a córner en el mano a mano. No obstante, fue Benzema quien, al borde del fuera de juego y con un taconazo in extremis a disparo de Cristiano, inauguró el marcador. A partir de ahí, el campo se le puso cuesta abajo al Real Madrid: dominó la posesión con un Modric omnipresente, mientras la BBC hacía gala de movilidad en el frente de ataque. Marcelo y Carvajal, con permiso firmado por Zizou para ir más arriba, enseñaron papeles a los laterales deportivistas. Así llegó el segundo, con un centro de Carvajal desde la derecha que Bale remató de cabeza a la portería de Lux. En el último tramo de la primera mitad, el Deportivo se dejó ver por el área de Keylor y avisó con un par de disparos de Lucas Pérez que no llegaron al destino deseado. El delantero gallego llevaba consigo licencia para crear peligro en cada acción.

Otra actitud

Si en muchos partidos de la era Benítez era la actitud el reproche, aquí las ganas parecían otras. El sello de un entrenador no puede verse en tan sólo unos días, pero la ilusión no entiende de pizarras, y parecía que el hecho de tener en el banquillo a una leyenda como Zidane hubiese espoleado el ánimo de sus jugadores.

Justo en el momento en el que se hablaba de camas y de cómo hacerlas, el Madrid no salió al segundo tiempo dispuesto a echar la siesta. Bale marcó el tercero a pase de Cristiano con una perfecta definición, y fue también el galés quien marcó el cuarto de cabeza en un córner. Está de dulce en esta suerte: acumula seis tantos de cabeza esta temporada. Acostado en la banda derecha, posición que tantas veces se puso en duda la pasada temporada, aunque con libertad de movimientos, Bale firmó un completo partido de esos que necesita para asentarse como el futbolista franquicia que se pretende sea en el futuro. El que lo ha sido y lo es, Cristiano, firmó un buen partido y rozó el gol en varias ocasiones, disparo al palo incluido, pero se marchó sin marcar. A punto estuvo en el tiempo de descuento, pero iba un metro por delante de la jugada que Jesé protagonizó en la banda derecha y Benzema, que pasaba por ahí, marcó su segundo tanto y el quinto definitivo con un fuerte disparo.

Ya se han visto goleadas en el Bernabéu esta temporada, pero hoy dio la impresión de que el Madrid jugó como si se hubiese quitado algunas cadenas de encima. Motivos para el optimismo que tendrán que buscar su continuidad.

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Gabriel Caballero

Periodista
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