Se decía en los últimos días que el Real Madrid siempre lo pasaba mal en San Mamés, y no hubo espacio para la sorpresa. El equipo blanco llegó a Bilbao en un miércoles de septiembre dispuesto a seguir la buena racha a sabiendas de lo difícil de continuarla en el estadio del Athletic. Y efectivamente no fue fácil: en un partido de garra, los de Benítez trataron de derribar las puertas de San Mamés y finalmente lo lograron echando mano de su ariete, Karim Benzema, autor de dos goles y empujado principalmente por Modric, Kovacic e Isco, además de Keylor Navas desde la lejanía. Los tantos del francés dejaron sin efecto el de Sabin Merino y, con este 1-2, el Madrid ya es líder tras el severo correctivo que el Celta le propinó al Barcelona en Balaídos.
Los primeros compases del encuentro no dejaron espacio para partituras, y eso que el Madrid contaba en el medio con instrumentos suficientes para la mejor de las sinfonías: pocos centros del campo como el formado por Modric, Kroos y Kovacic. Sin embargo el Athletic salió dispuesto a no dejar aire a los intérpretes madridistas con una presión y una intensidad propias de las circunstancias, pero el Madrid no se achicó y el principio del encuentro estuvo dominado por un ritmo considerable. Pocas llegadas, eso sí. Aduriz se asomó pronto por el área blanca, pero Varane estuvo rápido y eficaz al corte.
En mitad de lo frenético del partido, de vez en cuando el Madrid encontraba un resquicio en la calidad de su centro del campo para salir del paso y ganar unos metros, no obstante, no fue hasta un error del Athletic cuando el partido se desniveló: Iraizoz cedió a San José al borde del área y este, sin saber muy bien qué hacer, devolvió al guardameta con un toque insuficiente que fue aprovechado por un rápido y avispado Benzema, que envió el balón a la portería. Culpa de San José, que no encontró una solución mejor, pero también de Iraizoz, que metió a su compañero en un brete innecesario.
Al Athletic le dolió el gol, y el Madrid hurgó en la herida. Se sucedieron las ocasiones para los blancos por medio de Cristiano, que no firmó una gran actuación, Kroos y Kovacic. El croata jugó un buen partido, ofreciéndose siempre, jugando el balón con criterio y llegando arriba con peligro. El ex del Inter, que ni siquiera hizo la pretemporada con su actual equipo, no entiende de adaptaciones y aprovechó la titularidad que le brindó Benítez. Si no marcó en Bilbao tras dos buenas oportunidades fue por la buena mano de Iraizoz. También el Athletic tuvo sus oportunidades antes del descanso, pero Keylor se mantuvo firme.
El Madrid salió en el segundo tiempo con la intención de dormir el encuentro, pero el Athletic no estaba por la labor. En un arranque de fe mezclada con rabia, Laporte apeló al espíritu del líbero de antaño para sumarse al ataque con el balón controlado, abrió a la banda derecha hacia Susaeta y este centró al área para que un Sabin Merino libre de marca cabecease a la red y sellase el empate. No podía decirse que era un resultado inmerecido, no obstante, no le había dado tiempo al Athletic a degustar el gol cuando Isco encontró una autopista en la banda derecha y centró para que, en mitad de una maraña de piernas, Benzema marcase el segundo. Espoleado por la lluvia, el Athletic no bajó los brazos y remó de nuevo a contracorriente, pero el Madrid cerró las vías y Keylor defendió su plaza: el marcador ya no se movería y el Madrid se llevó tres trabajados puntos de La Catedral.
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