La verdad es que a veces, viendo como algunos dirigentes se ventilan a ciertos entrenadores, uno se pregunta por qué no existe un patrón similar con algunos presidentes. Y es que hay proyectos liderados por auténticos incompetentes que no funcionan ni aunque por su banquillo pase el mejor técnico de la historia. Fichajes nefastos, mala configuración de la plantilla, decisiones sin ton ni son… Pero la lógica siempre termina apuntando al mismo: el entrenador, una figura totalmente relevante en el vaivén de resultados pero no siempre determinante. Hay mil y un factores que determinan el éxito o el fracaso de un preparador y responsabilidad de gran parte de ellos es de cómo se gobiernen desde las altas esferas de los clubes. Hasta nueve entrenadores, a día de hoy, han dejado su cargo en las 32 jornadas disputadas. Y todo hace entrever que se sumará algún rostro más en las seis restantes.
Cuatro técnicos en el Espanyol 19/20
El caso más sangriento en este capítulo lo ocupa el Espanyol, que comenzó el curso con David Gallego en el banquillo, pero duró únicamente 98 partidos sentado en Cornellà-El Prat. Le sucedió Pablo Machín, que cogió al cuadro perico en la penúltima clasificación y no logró cambiar el rumbo en los 77 días que tuvo antes de su condena. El 23 de febrero fue Abelardo el encargado de tomar las riendas de un Espanyol ya colista y disputando, de regalo, una Europa League que muchos aficionados pericos cree que ‘tiró’. Sin embargo, el hecho de centrarse en evitar el descenso tampoco le ha funcionado al ‘Pitu’, que en vísperas al duelo ante el Real Madrid fue sorprendentemente fulminado. Dos derrotas seguidas y estar a ocho puntos de la salvación han terminado con el breve periplo del asturiano, entre el parón y demás, ha acumulado 183 días como preparador blanquiazul, aunque sin lograr el objetivo de salir del pozo. Desde que cayera en la séptima jornada a zona de descenso, el Espanyol no ha logrado sacar la cabeza. Ahora, uno de los ‘ideadores’ del proyecto, Francisco Rufete, cambiará los despachos por el verde para intentar el milagro. La otra cara visible de la dirección deportiva, Óscar Perarnau, fue despedido a finales de mayo. Así, si no hay novedades de última hora, el Espanyol terminará el curso con cuatro entrenadores en su banquillo y con resultados que no han sido los esperados.
Tres entrenadores en el Leganés
Ya hablamos de Javier Aguirre en este artículo y de las complicaciones que el mexicano se ha ido encontrando en su periplo como técnico pepinero. Inició la temporada Mauricio Pellegrino, que el curso anterior había logrado con holgura el objetivo de la permanencia, pero que por distintos motivos terminó abandonando el barco madrileño antes de tiempo. Cubrió su plaza el preparador del filial, Luis Cembranos, al que no tardaron en encontrar un recambio apenas dos semanas después. Fue entonces cuando Aguirre ocupó el banco de un Lega que sigue navegando por aguas que conducen hacia Segunda División.
Quique Setién por Valverde: más de lo mismo
También se ha hablado aquí de la no-transformación que ha logrado Quique Setién al frente del Barcelona, su reto más importante desde que se sienta en los banquillos. El cántabro aceptó sin dudar un reto en el que era la tercera opción por detrás de Xavi y Koeman y, pese a su declaración de intenciones, por la boca muere el pez. Aunque a Setién habrá que valorarlo una vez finalice el curso y tengamos los números sobre la mesa, lo cierto es que de momento este Barcelona sigue con los mismos patrones de conducta y carencias que ofrecía Ernesto Valverde, fulminado el 13 de enero con el equipo líder de LaLiga. Si a cualquier aficionado barcelonista le preguntas si el cambio ha beneficiado al seno culé, la respuesta es clara: no. Y si le preguntas quién es el verdadero responsable, señala a Bartomeu.
Alexis por Rubi para apagar el incendio
Es curioso: en el Espanyol se las han visto y deseado para encontrar un recambio para Rubi, artífice el curso pasado de una magnífica temporada que ésta, se ha ido al traste. Mientras que por el banquillo del RCD Stadium han pasado cuatro técnicos, en el Betis estaban hasta la coronilla de Rubi. Su destitución, por clamor popular, tampoco ha mejorado la deriva verdiblanca. Europa es una quimera y la salvación, teniendo en cuenta lo que están sufriendo los tres de abajo, está mucho más cerca. Alexis Trujillo ha asumido el cargo mientras que la directiva, otra en el ojo del huracán, prepara el enésimo proyecto.
Óscar García, la excepción
El Celta por fin ha encontrado en la figura de Óscar García un entrenador en quien apostar para implantar una idea de juego con miras de futuro. No ha sido fácil para el técnico catalán, al que le ha valido una magnífica racha post-parón para encarrilar la permanencia y renovar por dos temporadas. Esta, sin embargo, tampoco está certificada al 100%. Óscar llegó a Vigo sustituyendo en el cargo a Fran Escribá, otro técnico fichado en su día para salvar a los celestes y que una vez logrado, renovó hasta terminar nuevamente destituido. La historia parece repetirse con Óscar, aunque esperamos que tenga mejor suerte y continuidad que su predecesor. Lo importante es que llegó con el Celta ocupando la decimoctava posición, a dos puntos de la salvación, y ahora ocupa la decimosexta, con ocho de ventaja sobre la zona de peligro. Así que en este caso, el único de la lista, el cambio ha sido para mejor.
Celades, recambio de Marcelino, pero…
Parecía que el triunfo copero devolvería la paz al valencianismo pero la alegría duró más bien poco. Las desavenencias entre Peter Lim y sus secuaces con el autor material de ese título, Marcelino, provocaron que el asturiano abandonara precipitadamente el banquillo ché al inicio de temporada, tras la disputa de tres partidos en los que había logrado cuatro puntos. Realmente, Anil Murthy, presidente del club valencianista, se ‘cargó’ a Marcelino por expreso deseo de Lim, ya que su labor en lo deportivo había sido encomiable durante dos temporadas de la mano de Mateu Alemany. Albert Celades, un técnico de perfil bajo y que, efectivamente desde que llegó, no ha levantado jamás la voz, asumió sin experiencia en la categoría el cargo y que ha hecho su trabajo de peor o mejor manera, pero siempre bajo la premisa de no dar los ‘problemas’ que daba Marcelino. Ahora, tras una serie de malos resultados, su nombre está en el candelero y podría no finalizar el curso. Como sucede con otros clubes citados más arriba, la cuestión aquí no es algo exclusivo al entrenador, sino a quién mueve los hilos. El Valencia es un polvorín, no se puede ocultar, y la mierda que le rodea, es inevitable que salpique en el césped.