Hace cosa de un año el aspecto de El Madrigal era un poema. Las caras largas de aficionados y jugadores, y de un Miguel Ángel Lotina que se convirtió en el blanco de las mofas al protagonizar el enésimo descenso de su carrera, reflejaban lo inesperado de lo sucedido. El Villarreal, en la última jornada, perdió en casa contra el Atlético por culpa de un gol de Falcao en el 88’. A renglón seguido, y con el miedo en el cuerpo, Tamudo marcó para el Rayo Vallecano en el duelo de los madrileños contra el Granada. Ese tanto, unido a la incapacidad amarilla para lograr un empate que le hubiese bastado para seguir, terminó con el buque bajo el agua.
Sin embargo, el Submarino ha tardado 391 días en regresar a la superficie, a poner pie en Primera División, un entorno que en el cuadro castellonense se había sido el habitual. En Segunda las cosas no han sido sencillas, ni mucho menos. El triste fallecimiento de quien iba a ser el responsable del ascenso, Manolo Preciado, fue el primer mazazo. El joven Julio Velázquez (31 años) no logró la estabilidad que precisaba el banquillo, y aunque sus resultados no fueron del todo malos —lo cesaron en enero con el equipo en puestos de play-off y a seis puntos del segundo puesto—, sí insuficientes para el equipo más caro de la categoría.
El objetivo del presidente, Fernando Roig, no era otro que volver a Primera por la vía directa, y la distancia de 17 puntos con el líder, el Elche, dificultaba la posibilidad de hacerlo con únicamente una plaza libre para ello. Por lo tanto, confió nuevamente el club a Marcelino García Toral. Si Lotina se ha ganado su fama de ‘descensor’ de equipos, su antítesis podría ser el entrenador asturiano, que con el consumado la semana pasada suma tres ascensos —los dos anteriores fueron con Recreativo y Zaragoza—. Marcelino imprimió al Villarreal la confianza que necesitaba y simplemente encajando las piezas, fue escalando posiciones hasta lograr su cometido: éste llegó frente al Almería. El ascenso fue una merecida realidad.
Atrás queda una temporada, la 2012/2013, para olvidar. Un curso que el equipo groguet comenzó disputando Champions y que terminó viendo desfilar por el banco a Juan Carlos Garrido, Molina y el citado Lotina. Toda una locura para una entidad y un presidente acostumbrados a jugársela a una carta. Desde que se fue Manuel Pellegrini y con él ese ADN de equipo de buen gusto por la pelota que no sólo entraba en su ideario, sino que lo llevaba a la práctica, el banquillo ha sido lo más parecido a una silla eléctrica. Marcelino, con su continuidad automática tras lograr la meta, ha aportado la serenidad que faltaba.
Así pues, es con el Elche el segundo equipo en confirmar su presencia en la Liga BBVA. Lo ha hecho después de un inicio demasiado irregular, donde la inadaptabilidad a la categoría le ha pesado, al principio primaba más el nivel individual de cada uno que del bloque. Con los nuevos aires en el banquillo, la mejor plantilla de Segunda ha logrado ser uno de los mejores equipos, y con jugadores de renombre como el sempiterno Senna, Cani o Bruno, tres de los que se mantuvieron en el club pese al desastre, y otros como el meta Juan Carlos o el trío llegado en el mercado invernal, Perbet, Aquino y Pereira, el regreso a casa ha sido posible. ¡Bienvenidos!
Foto | Villarreal CF