Jorge Resurrección, conocido por todos como Koke, es uno de los jugadores jóvenes de nuestra Liga que más ha crecido en los últimos tiempos. A sus 21 años recién cumplidos se ha ganado un puesto en el once de Diego Simeone, en un Atlético de Madrid que está luchando por la segunda plaza del campeonato.
Mi opinión sobre Koke ha cambiado mucho desde el verano pasado. He de reconocer que le cogí bastante ojeriza por una causa que algunos considerarán extradeportiva. Me explico: en un reportaje relativo a la Selección Española Sub23 que nos representó en los Juegos Olímpicos de Londres, estando el equipo ya en suelo inglés, una periodista le preguntó a Koke qué sabía de las Selecciones con las que se tendría que enfrentar España en la fase de grupos. El futbolista madrileño no fue capaz ni de enumerar los tres equipos que, con La Rojita, formaban el Grupo D (Japón, Honduras y Marruecos).
Entiendo que para algunos puede resultar una razón bastante baladí. A mí me parece una demostración palpable de la poca importancia que Koke le daba a sus rivales y, a todas luces, una falta de profesionalidad. A la vista del pobre rendimiento español en el torneo, no parece que Koke fuera el único que iba, como suele decirse, de sobrao.
Sin embargo, contemplando su gran evolución a lo largo de esta temporada, he ido dejando atrás esa anécdota y comenzado a valorar el crecimiento de Koke como futbolista. El Cholo Simeone, su principal valedor, le ha ido dando más responsabilidad en el equipo, hasta el punto de que ha sido titular en 23 de los 27 partidos que ha disputado en Liga (más 6 en Copa y 8 en Europa League, 4 de titular en ambos casos). Koke ha respondido con creces a su entrenador, convirtiéndose en una pieza importante del equipo y, entre otras cosas, en el especialista en los balones parados.
El Seis rojiblanco ocupa con Özil el cuarto puesto en la clasificación de mejores asistentes, con 9 pases de gol, sólo por detrás de tres barcelonistas: Iniesta (14), Messi (11) y Fàbregas (10). Cierto es que tres de sus asistencias las dio en un solo partido, el de ayer, en el que el Atlético se impuso al Granada por un contundente 5-0, pero no hay que obviar que el resto de principales asistentes también habrán tenido un día especialmente bueno en el que hayan logrado más de una asistencia en un encuentro.
Lo cierto es que la evolución de Koke le ha venido muy bien al Atlético, que se quedó algo huérfano en la circulación del balón tras la salida de Diego. El madrileño supera el 70% de acierto en pase, una cifra considerable en un equipo que, por la verticalidad con la que suele jugar, no toca tanto en horizontal y sí busca un juego más directo, donde la precisión baja por necesidad. Con apenas 21 años (cumplidos en Enero) ya ha superado los 100 partidos con la camiseta rojiblanca y, a pesar de su juventud, se ha revelado como un jugador duro, que no tiene miedo al choque (recibe más faltas de las que hace) ni se achica ante rivales más veteranos.
Un detalle a tener en cuenta es que esta temporada ha jugado menos partidos de Europa League que el curso pasado. Atendiendo a cómo Simeone ha gestionado la plantilla esta campaña, el dato revela que Koke ha pasado a formar parte de la “rotación titular”. No en vano es, dejando a un lado a Courtois, el octavo futbolista con más partidos disputados del equipo colchonero.
Koke está llamado a ser aún más importante en su equipo en próximas temporadas, aunque habrá que ver cómo le podría afectar la hipotética vuelta de Diego al Atlético, una circunstancia que quizá pueda restarle minutos e importancia. Del mismo modo, habrá que ver si entra dentro de la lista de futuribles para Del Bosque. A día de hoy me parece uno de los centrocampistas jóvenes con más proyección de España, junto a Isco, Muniain, Thiago, Canales e Illarramendi.
