La hora de afilar el hacha

zubititorosell

“Dame seis horas para cortar un árbol y pasaré las primeras cuatro afilando el hacha”

Abraham Lincoln (1809-1865)

Después de el mejor lustro de su centenaria historia, el FC Barcelona está en una encrucijada. Ha llegado el momento de tomar decisiones. Todos los veranos hay que tomarlas, pero éste será especialmente importante. Cuando uno lo gana todo o, por el contrario, ha hecho una temporada desastrosa, los juicios son más sencillos; pero cuando no se acaba el curso ni con un sobresaliente ni con un suspenso, hay que hilar muy fino para acertar.

La culerada es una afición con una gran tendencia natural al catrastofismo, un rasgo genético surgido durante muchas décadas de victimismo. Cuando dentro de unos años echemos la vista atrás, podremos ver si lo que posiblemente llamaremos la Era Messi ha conseguido cambiar la idiosincrasia blaugrana. Ese y no otro sería el legado más importante dejado por Pep Guardiola.

Rosell, Zubizarreta y Vilanova deben tomar buenas decisiones para renovar un equipo que necesita restablecer las conexiones perdidas. Tito ha hecho un llamamiento a la calma, recordando el pasado del que siempre hay tanto que aprender. Tras la primera época dorada, la del Dream Team, se realizaron muchos cambios de manera radical. Los resultados fueron horribles: el equipo no sólo dejó de ganar títulos sino que, mucho más grave, perdió su identidad.

Tampoco conviene olvidar otro capítulo, más reciente que el anterior: en la última temporada de Rijkaard el error estuvo en optar por lo opuesto: no cambiar nada y confiar en que una amnistía general haría que todos los quistes se curasen solos. Las consecuencias no fueron las esperadas y las manzanas podridas continuaron estropeando el frutero.

Como todo en la vida, la virtud estará en acercarse lo más posible a un término medio. Ni mucho ni poco. Sin embargo, la clave no está en hacer pocos o muchos cambios, sino en reflexionar mucho antes de tomar cada decisión. Dejarse llevar por el alarmismo del entorno, prensa y afición, llevaría a elecciones precipitadas y populistas, siempre dañinas y perniciosas.

Aparentemente Tito y Zubi semejan responder al perfil de personas que siguen la recomendación de Lincoln. Habrá que ver si Rosell, la tercera pata del banco, es de los que afilan bien el hacha o, por el contrario, de los que quieren ponerse ya a talar. Para que se rompa el banco, sólo hace falta que falle una pata.

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Bruno Sanxurxo