No de agua, que no faltó en San Sebastián, pero sí de goles en liga para el Real Madrid, que sólo habían llegado mediante pequeñas lluvias y había alimentado el debate sobre la necesidad de un delantero más en nómina tras los empates frente a Valencia y Levante. Ante las bajas de Cristiano y Benzema, Zidane fue fiel a sus principios y confió en todos sus efectivos disponibles, dando la oportunidad en el once titular a Borja Mayoral, que no por lógica dejó de ser una sorpresa. El canterano marcó el primero y cocinó el segundo de Kevin Rodrigues en propia puerta. El tercero fue cosa de Bale, un gol extraordinario pleno de velocidad, potencia y precisión en la definición, que recordó sus mejores días. El 1-3 fue fiel reflejo de un partido en el que fue mejor el Madrid que una Real Sociedad que venía de ganarlo todo en las tres primeras jornadas, pero que no pudo desplegar su juego ante el equipo blanco.

Ambos equipos venían de jornada europea y con bajas: en la Real faltaban Íñigo Martínez, Oyarzabal y Raúl Navas, mientras en el Madrid Cristiano cumplía su último partido de sanción, Marcelo el suyo y Benzema, Kroos y Kovacic eran baja por lesión. Zidane optó por regresar al 4-3-3 con Casemiro, Modric e Isco en el medio, Mayoral en punta, Bale por derecha y Asensio por izquierda, aunque al balear se le vio con libertad de movimientos, igual que un Isco que apareció por todo el centro del campo. Ellos dos y Modric ganaron la batalla por el centro del campo, haciéndolo del Real Madrid y negándole el balón a Illarra y Zurutuza, con lo que la Real se quedó huérfana de fútbol. Arriba, Januzaj, Canales y Willian José apenas entraron en juego.

El Madrid golpeó primero: a Sergio Ramos le ha gustado esto de la chilena, recurso que de vez en cuando emplea en defensa para despejar el balón y que utilizó para marcar ante el APOEL en Liga de Campeones. Lo volvió a intentar en Anoeta pero no le salió bien, aunque por ahí andaba Mayoral para cazar el balón cuando quedó suelto y enviarlo al fondo de la portería de Rulli. Poco tardó el canterano en aprovechar su oportunidad.

El Madrid estaba siendo mejor, con un centro del campo dominante y Theo entrando con frecuencia por la banda izquierda. El francés es un caballo desbocado en ataque, aunque le faltó rematar el partido en defensa: Odriozola le puso en un brete en un par de ocasiones. La primera en el gol del empate de la Real, la primera jugada en la que el equipo txuri-urdin disfrutaba de una posesión larga que finalizó con un centro del lateral internacional Sub-21 y una precisa volea de Kevin Rodrigues en la que Keylor pudo hacer bastante más.

No se quedó ahí el equipo de Eusebio, que había aprovechado su mejor oportunidad e hizo un calco de la jugada del gol: Odriozola ganándole la partida a Theo y centrando al otro lado, donde Kevin entraba solo para el remate. Esta vez el larguero evitó el gol donostiarra, y en el contragolpe Mayoral controló un balón en el que la Real reclamó falta, se hizo un autopase, se dejó atrás el balón, regateó con eficacia a su rival y centró buscando rematador, encontrando a Kevin, otra vez protagonista, pero esta vez por enviar el balón a su propia portería. Mayoral lo celebró como si fuera suyo: estaba en su derecho pues el gol llevaba su impronta.

La galopada de Bale

La Real salió con entusiasmo en la segunda mitad y la entrada de Carlos Vela poco después agitó el ataque de los locales, pero el Madrid, más especulativo que en la primera mitad, controló bien el encuentro. Mayoral tuvo una buena oportunidad para aumentar la ventaja, pero fue Bale quien lo hizo: Isco lanzó un medido pase al espacio en el que Kevin parecía tener ventaja, pero el galés sacó esa velocidad y esa potencia que siempre lo definieron ganándole la partida y plantándose ante Rulli, elevando el balón y marcando un golazo. No había hecho mucho más, pero de nuevo Anoeta volvió a ser un campo talismán para él al marcar un gol que quizá le sirva para recuperar la confianza perdida. En un equipo que gusta de elaborar la jugada merced al talento de que dispone en el centro del campo, Bale es un verso suelto, un solista en una orquesta.

Importante victoria del Madrid en un campo difícil, con la que evita que un Barcelona que lo ha ganado todo se les escape más de lo conveniente en la tabla. Un partido que no olvidará Borja Mayoral, quien busca demostrar que puede tener un sitio en ese plan b que tan buenos resultados le diera a Zidane la pasada temporada. Su objetivo en el campo no es otro que hacer que la pelota entre, y cuando esto ocurre es todo más sencillo.

Foto | AS

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Gabriel Caballero

Periodista
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