Un conjunto de inesperados tropiezos provocaron que en Can Barça la seguridad se tambaleara precisamente en el momento más trascendente de la temporada. Quedarse fuera de la Copa del Rey, caer otra vez frente al Real Madrid en el campeonato doméstico y, sobre todo, encajar dos goles en San Siro en los octavos de final de la Champions League trastocaron los planes de la parroquia blaugrana, incapaz de imaginarse que a mediados de marzo la única competición a la que optarían sería la Liga. Sin embargo, en vísperas al que se antoja el partido más importante, las sensaciones, las buenas, fueron parcialmente recuperadas ante el Deportivo, triste colista de la BBVA.
Nada como una victoria balsámica para echar por tierra el pesimismo. Un paso más al frente de una Liga que la mayoría da por lograda y a la vez, un trámite antes de recibir al equipo italiano que consiguió evidenciar las lagunas del fútbol posesivo del Barcelona hace casi tres semanas. Un triunfo sin sufrimiento, con un Dépor demasiado inofensivo, salvado por la escasa puntería de la vanguardia barcelonista; pero un triunfo al fin y al cabo. No se esperaba otra cosa en el Camp Nou, pero cualquier otro resultado hubiese encendido las ya de por sí incendiadas alarmas. Ayer, plagado de suplentes, con Pinto de titular ante la ausencia de Valdés y con Alexis tirando de repertorio, apenas se echó de menos a los titulares, que salieron en el segundo acto para rematar la faena.
Sin los cracks, el estilo prevalece
A diferencia de otras temporadas, la afición de este Barça se conoce al dedillo la alineación de gala. El grueso del equipo lo conforman siempre los mismos, con dos o tres jugadores que alternan la titularidad con la suplencia. Cesc, Alexis o Villa son las alternativas que maneja Tito Vilanova para refrescar el equipo según convenga, siendo Fàbregas o el chileno la principal duda que tiene el técnico de cara al martes. Ayer Sánchez cuajó un estupendo partido, seguramente el mejor desde que luce la blaugrana. Desde la derecha, se atrevió con alguna bicicleta, a abrir espacios, a desmarcarse. Estuvo seguro, aunque sus incursiones al primer plano futbolístico recuerdan, en cierta manera, a las de Kakà en el Real Madrid. Nunca sabes si llega para quedarse o sus buenas prácticas son fruto de un día de inspiración. Curioso para un futbolista con vitola de estrella, joven, con todo a su favor, al que los nervios le pesan cuando la presión se asoma en su cogote. Ayer fue el partido ideal: un rival tocado, sin Messi, quizá atribuyéndose galones que pertenecen al argentino. Estuvo atinado: marcó y dio la asistencia al ‘10’ cuando pisó el escenario.
Se dice, se rumorea, que el Barça saldrá en modo alud ante el Milan. No le queda otra. En este sentido, Dani Alves ocuparía el flanco derecho, dejando una zaga de tres y ocupando el extremo. Si lo hace como ayer, que a nadie le quepa duda que surtirá a los compañeros de balones al área. Su centro en el primer tanto, sus incursiones por la banda y su carácter sobre el verde son un elemento indispensable para este Barça. Es cierto que cuando un equipo gana los elogios se disparan, pero es de justicia hablar del buen momento del brasileño, mutado a patético si su equipo no pasa a cuartos de la Champions. Al tiempo.
Messi y la portería a cero
Es estadística, pero a la Pulga le encanta reventarla. Contra el Dépor le bastó media hora para marcar dos goles: uno, en claro fuera de juego; y otro, ya válido, después de una clásica jugada que culminó con un preciso toque sutil ante la salida de Aranzubia. Acumula 17 jornadas seguidas goleando. Si marca a Rayo y Celta habrá marcado a todos los rivales de manera consecutiva (dato vía @2010MisterChip). Un gol que además amplifica su ego de cara al choque ante la escuadra italiana, donde se espera que Messi luzca como las grandes ocasiones se merecen y no como en la ida o en los clásicos de Copa y Liga, donde Cristiano le ganó claramente la partida individual.
Y trece partidos después, con Pinto bajo palos, el equipo catalán dejó su portería a cero. Se había vuelto tendencia que el líder del campeonato encajara goles, hecho que demuestra la flaqueza defensiva de los culés, que se valían de su eficacia arriba para subsanar los errores en la zaga. A decir verdad, el Deportivo apenas creó peligro en el área de Pinto, pero también es cierto que si no lo hizo fue porque la diferencia entre el primero y el último es sideral. Convidado de piedra, el ex del Celta no vio ni un disparo de los gallegos, lo que provocó el cese de una racha que daba juego hasta en las casas de apuestas. De cara al martes, mejor imposible. Encajar un tanto del Milan obligaría a marcar cuatro dianas.
Ayer el Barça finalizó las jugadas, evitó los contraataques y optó por la calma y la pausa que le caracteriza para elaborar su juego. Lo hizo con muchos suplentes, mientras los titulares aguardaban en el banco. Con los últimos frescos, con Xavi en plenas condiciones y con Messi en racha, la duda está en saber si Alexis saldrá de la partida en el choque más importante del curso, con la de palos que le han caído (y que se ha ganado) en los últimos meses. Sea como fuere, es evidente que las buenas sensaciones se han recuperado de cara a un envite que decidirá el ser o no ser del Barcelona en Champions. Para su suerte, a tiempo.