Un Compostela-Racing del 97

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Este fin de semana juegan el Compostela y el Racing de Santander en el Multiusos de San Lázaro, afirmación ésta que difiere mucho del significado que tendría hace tres lustros en el fútbol español. Las cosas han cambiado mucho para ambos clubes en este tiempo, y si bien sus caminos han sido francamente diferentes durante estos años, el próximo domingo vuelven a cruzarse en un partido que en aquellos días sonaba a Primera División, pero esta vez, los designios del esférico han querido que el encuentro se dispute en la Segunda B, ese lugar que puede ser la antesala al fútbol mediático o el primer escalón del infrafútbol. Formarán nombres como Mario, Koné o Andreu por parte cántabra o Jordan, Joselu o Manu Rodríguez por parte gallega, muy diferentes a los protagonistas de, por ejemplo, un Compostela-Racing que tuviera lugar un 12 de enero de 1997.

El Compostela era entonces uno de los equipos de moda: con el ínclito Caneda en la presidencia había ascendido en tiempo récord de Tercera a Primera por vez primera en su historia, tras vencer en 1994 al Rayo de Hugo Sánchez en una de aquellas promociones de ascenso en las que te jugabas la temporada en un par de partidos, con la excepción de que, en aquella ocasión, fueron tres partidos tras dos empates a un tanto. El club de Santiago, fundado en 1962, estaba por fin en la élite y llegaría para hacer ruido. Lo mejor llegaría en la temporada 95-96, la del doblete rojiblanco, en la que el Compos de Fernando Castro Santos sería subcampeón de invierno sólo por detrás del Atlético. La segunda vuelta no fue tan lúcida con sólo cuatro victorias, pero concluyó la temporada en una cómoda décima posición. Sería el último año de Fernando Castro en el banquillo compostelano, tras ascender al club y convertirle en el equipo revelación de la Liga. Pondría rumbo a Vigo y posteriormente tendría éxito en la liga portuguesa.

El Racing no tuvo picos tan altos de rendimiento, pero se mantenía en primera de muy digna forma. Regresó a Primera entrenado por Paquito en la 92-93, también en una promoción contra el Espanyol, tras conocer el pozo de Segunda B y el infierno de Segunda, y en su primer año en la máxima categoría, con Jabo Irureta en el banco, firmó una gran temporada terminando octavo con aquel Racing de los rusos, con Zygmantovich, Radchenko y Popov. Le sucedería en el banquillo el campeón olímpico Vicente Miera, de la tierra, que mantuvo al equipo en primera en su primer año y fue destituido en el segundo. El obrador del milagro de la permanencia fue entonces, cómo no, Nando Yosu.

Así las cosas, Compostela y Racing llegaban a la temporada 96-97 iniciando nuevos proyectos. El Compostela contrató a un entonces desconocido Fernando Vázquez para el banquillo, que luego sería célebre por correr la banda como el mejor de los extremos. Caneda, de quien seguro recordáis su lamentable altercado con Jesús Gil en la sede de la LFP un año antes, no reparó en gastos y contrató nada menos que al delantero del campeón de liga, Luboslav Penev, y a Dima Popov, precisamente uno de los mejores futbolistas del Racing. Siempre me extrañó que el mediapunta ruso no recalase en un club de mayor nivel. Curiosamente, Radchenko también acabaría jugando en el Compostela, ya en Segunda.

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Por su parte, el Racing confió el banquillo de nuevo a un técnico de la tierra, en este caso Marcos Alonso, hijo del mítico Marquitos y que había entrenado anteriormente al Rayo en su primera experiencia como entrenador. Tocaba rejuvenecer al equipo ya que jugadores como Pablo Alfaro, Luis Fernández, Mutiu o las estrellas rusas fueron contratados por otros equipos. Llegaron así futbolistas que tendrían un gran rendimiento en una de las plantillas que más me ha gustado de las que he visto en el equipo verdiblanco. El Madrid era uno de los clubes que mejor trato tenían con el Racing, y miembros de su cantera como Jaime o Javi López desembarcaron en Santander para mostrar un gran nivel. No tanto Petkovic o Paco Sanz, también cedidos por el club blanco. El Petete Correa, cedido por el Atlético, los centrales sudamericanos Schürrer y Diego López o el talentoso y ya veterano mediapunta Zalazar, procedente del Albacete, dieron buenas tardes de fútbol en El Sardinero.

Ambos equipos funcionaron por rachas opuestas: el Racing empezó muy bien la temporada siendo considerado una de las revelaciones, de tal manera que la afición comenzó a soñar con Europa, sin embargo, una mala segunda vuelta esfumó cualquier posibilidad. Por el contrario, el Compostela fue de menos a más tras acercarse peligrosamente a los puestos de descenso en la primera vuelta. El choque entre ambos en el Multiusos llegaría en enero: en el once del Compos no estaba Lubo Penev, que comenzó en el banquillo, pero sí el mediocentro francés Passi, el guardameta Falagán, el extremo Paco Llorente, sobrino de Paco Gento, el central Bellido, el buen mediocentro brasileño Fabiano o el lateral zurdo Nacho. Cuando mejor estaba el equipo gallego, estos dos últimos sonaron bastante para vestir la camiseta de la selección. En el Racing continuaban nombres míticos como Ceballos o Merino, algunos de los fichajes anteriormente mencionados y un ataque formado por el tanque Alberto e Ilshat Faizulin, rapidísimo delantero ruso que no acabó de triunfar en Santander. El Racing continuó mirando hacia el mercado del este tras el éxito anterior, pero jugadores como Faizulin o Oulianov no rindieron como de ellos se esperaba y Shustikov y Bestchastnykh lo hicieron con irregularidad. Además, todos ellos fueron noticia por cuestiones extradeportivas.

El equipo de Fernando Vázquez no estaba teniendo un buen año en San Lázaro y el Racing quería sacar tajada, sin embargo, el Compostela fue mejor en la primera parte y se adelantó con un gol del nigeriano Ohen, uno de los grandes artífices del éxito compostelano en primera formando ataque con el danés Christensen primero y con Penev después. Sin embargo, el Racing se desperezó en la segunda mitad y el central Txema, siempre cumplidor, marcó el tanto del empate a uno que sería el resultado final. Fue el único punto que consiguió el Racing en sus cuatro visitas a Santiago durante el mismo número de temporadas que se mantuvo el Compostela en primera. Al final de aquella temporada, ambos lograron la permanencia sin excesivos apuros, con el decimoprimer puesto del Compostela y el decimotercero del Racing.

Lo que ocurrió después de aquel año fue muy distinto para ambos clubes hasta confluir en la actualidad. El Compostela descendió al año siguiente tras perder en la promoción ante el Villarreal, que tomaría su testigo en primera como equipo que sorprendería en la Liga. Las siguientes temporadas las alternaría entre Segunda y Segunda B, hasta que en 2004 descendió a tercera y significaría la puntilla para el club. Los problemas económicos desembocaron en la disolución del equipo, que volvió a fundarse pero en Regional Preferente, donde estuvo cuatro años. De 2008 a 2010 ascendió de Regional a Segunda B, pero de nuevo descendió a Tercera y los problemas económicos acabaron de nuevo con el descenso a Regional. El Compostela tenía una facilidad pasmosa para alternar categorías, y a todo esto, Caneda seguía al frente del club, pero tras el nuevo descenso a Regional abandonó finalmente el club. La de Caneda es la historia de tantos presidentes que han llevado al club a sus cotas más altas pero también a sus momentos más duros, algo de lo que también saben en Santander. Antonio Quinteiro se hizo cargo del club en 2011, saneó las deudas y recuperó la denominación original del equipo, SD Compostela. Tras sólo un año en Tercera, el Compostela volvió a Segunda B para esta temporada.

El Racing no ha vivido tantos sobresaltos a lo largo del tiempo, aunque sus últimos dos años han sido propios de una novela lovecraftiana. Salvo el descenso en 2001, que solventó con el regreso a Primera al año siguiente (y en el que no coincidió con el Compostela en Segunda ya estaba éste en Segunda B), se ha mantenido siempre en la máxima categoría con el recordado éxito de la clasificación a la Copa de la UEFA para la temporada 2008-2009. Pero no han cesado las malas noticias desde entonces: problemas económicos y sociales, venta del club a un empresario indio perseguido por la Interpol del que nada se sabe e interesados mandatarios tuvieron su reflejo en el aspecto deportivo, que desencadenó el descenso de Primera a Segunda B en sólo dos años.

Uno asciende a la categoría y otro desciende a ella, alegría y decepción, uno tratando de establecerse y otro persiguiendo el retorno. Ambos clubes, cercanos a los puestos de play off, vuelven a medirse este domingo en el Multiusos de San Lázaro. Como entonces.

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Gabriel Caballero

Periodista
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