De dos partidos del Real Madrid sacamos uno muy bueno y otro para el olvido: ni juntos ni por separado, sino mezclados. Ante el Eibar, el partido quedó (casi) visto para sentencia en la primera parte, y en la segunda el equipo armero remó hasta meter en su campo a un Madrid que sesteaba. Por el contrario, ante el Valencia el conjunto blanco cambió los tiempos y arrolló al equipo ché en la segunda parte, después de un primer acto dubitativo en el que Courtois tuvo algunas intervenciones de mérito. En total, dos victorias, seis puntos y la lucha por el liderato continúa su curso.

Isco se cayó de la convocatoria por una lesión de última hora, y su posible presencia en el once fue subsanada por un teórico equipo con cuatro centrocampistas que finalmente fueron tres: Casemiro, Kroos y Modric, como tantas otras veces. Valverde regresó al equipo titular, pero para jugar en una posición poco habitual para él como es la de extremo derecho. El Pajarito se convierte en águila cuando se trata de correr, pero por zancada bien parece un búfalo en estampida. No obstante, no parece que esa sea su posición idónea.

Tiene ahí Zidane un problema, pues no encuentra ese jugador que complete el equipo en un 4-3-3: Rodrygo tiene clase a raudales pero es muy joven y no es consistente, Bale está en el limbo, a Vinicius le gusta más la izquierda pero ahí está Hazard, Lucas Vázquez no es titularísimo y Brahim cuenta poco o nada. Con un 4-4-2 e Isco de enlace con Hazard y Benzema se soluciona la papeleta, pero el malagueño estará de baja tres semanas y con 4-3-3 surgen las dudas, como si fuera un lugar destinado a cierto francés de rápido galope y certero ante el gol, pero esa es otra historia.

Y ahora está Asensio

Dicen que a los buenos no les hace falta mucho para entenderse, por eso Hazard y Benzema se encuentran en el campo de forma natural, como si llevaran unas cuantas temporadas jugando juntos. Y avisaron en el primer tiempo, pero el belga no está todavía fino de cara al gol. En la segunda parte se les unió Modric, al que tampoco se le da mal esto, para firmar entre los tres una buena combinación que Benzema llevó a la red. A un Hazard cada vez más participativo en el juego solo le faltan un par de goles para desquitarse y coger carrerilla.

Y hablando de los buenos, volvió Asensio. Ante el Eibar Zidane decidió reservarlo, pero contra el Valencia regresó después de su grave lesión a falta de un cuarto de hora, y en el primer balón que tocó, marcó el segundo. Como tocado por una varita mágica, como en aquellas primeras apariciones suyas con el Madrid en las que marcaba goles imposibles. Después dio la asistencia a Benzema para que el francés marcase el tercero. Quizá el balear sea ese jugador que le falta a Zidane en su puzle.

Pero detengámonos un momento en el gol de Benzema: Asensio le dio un pase a media altura, lo que resultó la excusa perfecta para que el delantero galo hiciese un sombrero al defensor con la elegancia de Fred Astaire, pasarse el balón a la izquierda y rematar sin dejarla caer con la contundencia de Clint Eastwood. Zidane se llevó las manos a la cabeza y no lo suele hacer demasiado: con la chilena de Bale al Liverpool y poco más. Tal fue el gol del delantero francés.

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Gabriel Caballero

Periodista
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