El pasado domingo, en vísperas al batacazo institucional y deportivo que le esperaba al Barcelona tras su paso por Anoeta, se disputó en Mestalla el partidazo de la jornada. El líder visitaba el campo del Valencia con la ventaja de jugar primero y poder meter presión al segundo clasificado. Pero el Real Madrid se topó en el feudo valencianista con un rival que comienza a parecerse a aquel Valencia que vivía constantemente en la zona alta de la clasificación. A diferencia de la época de Emery, que fue el último en aguantar en el banquillo ché varios cursos, el grito de apoyo parece, ahora sí, unánime. Todos están con Nuno, todos se alegran de la llegada de Peter Lim y nadie recrimina que una cuarta posición sea indigna.
Porque el Valencia ha hecho las cosas bien y hay que decirlo. Pareció sorprendente el despido de Pizzi aun teniendo un año más de contrato para contratar a Nuno, un entrenador sin pedigrí al que muchos sólo recordábamos por ser el suplente de Songo’o en el Deportivo hace ya demasiados años. Le avalaba, eso sí, la amistad del por entonces futuro dueño del club, el citado Lim, y el representante del exportero, Jorge Mendes, que no dudó en colocar a un técnico que únicamente había dirigido –con éxito, eso sí– al modesto Río Ave portugués. Otra cosa no, pero ambición demostró de sobras a su llegada: prometió clasificarse para la Champions y «tener un club del que sentirse orgulloso».
Junto a él llegaron un hormiguero de futbolistas, algunos ‘recomendados’ por el propio Mendes y de la cartera de Lim y otros acierto de Rufete y Ayala, que fueron moldeando y renovando una plantilla en la que Negredo fue la guinda. Hace unos días, además, se concretó el fichaje de Enzo Pérez, por el que suspiraba el Valencia en verano y que finalmente llegó al club por 25 millones de euros. El centrocampista, titular con la Argentina subcampeona del Mundial, llegó y fue titular ante el Real Madrid, en un choque en el que el Valencia desplegó todas sus armas para desarbolar al vigente campeón de Europa.
Jugadores como Mustafi u Orban, que llegaron gratis; el todopoderoso y líder de la zaga Otamendi, un acierto con mayúsculas; André Gomes, un valor en alza del fútbol luso como lo es De Paul del argentino; la irrupción del joven Gayà que ha hecho olvidar a Bernat, traspasado al Bayern en verano como también lo fue Mathieu rumbo al Barcelona… unidos a la mejor versión del por fin importante Piatti, de los Javi Fuego, Parejo, Feghouli o los internacionales Alcácer y Rodrigo, hacen que la columna vertebral de Nuno sea de las más competitivas del campeonato doméstico. Y ante el líder se animó incluso Barragán, lateral diestro y autor de uno de los dos goles (1-2) que noquearon a los blancos. Este Valencia se gusta, se lo cree y lo mejor es que lo demuestra. Con Nuno en el banquillo, Lim con la ilusión y los futbolistas con las ganas, el cóctel parece delicioso.