En Santander se sabía que el descenso del Racing a Segunda B era una posibilidad, pero el cómo no lo adivinaban ni los más avezados del Sardinero, y eso que en las últimas temporadas el equipo cántabro ha vivido tramas propias del argumento más enrevesado. La puesta en duda de la salvación de la propia entidad durante buena parte de la temporada, la falta de presupuesto y refuerzos, la irregular primera vuelta que desembocó en la destitución del técnico Paco Fernández, y por si fuera poco, la grave lesión de su mejor futbolista, Mamadou Koné, pusieron en jaque varias veces las opciones verdiblancas de conservar la categoría, y a pesar de todo, el Racing a falta de dos jornadas dependía de sí mismo para permanecer en Segunda, pero entonces se sucedieron los acontecimientos…
Durante la semana previa al encuentro contra la Ponferradina en la penúltima jornada corrió el hashtag #ElSardineroLleno como llamada a la afición: había que llenar el estadio para el decisivo encuentro ante el conjunto del Bierzo. El Racing estaba empatado a puntos con Osasuna y con el Goal Average a favor, mientras que Barcelona B, Sabadell y Recreativo, por debajo, tenían aún opciones matemáticas. Esta fue la tónica durante las últimas jornadas de la Liga Adelante: de esos cinco equipos sólo uno se salvaría, y ninguno quiso tirar la toalla, pero tampoco nadie se alejó lo suficiente. El Tenerife también se asomó por la zona de descenso, pero siempre manteniendo las distancias.
El Racing ya no juega contra el Barcelona ni el Madrid, y ya no visten su camiseta Radchenko, Setién, Zigic o Munitis, pero la gente respondió y el estadio parecía de primera para ver jugar a los Andreu, Orfila, Iñaki o Germán contra la Ponferradina. Lo malo es que no estaban las últimas joyas de la cantera, Concha y los hermanos San Emeterio, en una muy inoportuna llamada de las categorías inferiores de la selección, ni tampoco por sanción uno de los pilares de la zaga, Juanpe, y enfrente estaba la Ponferradina, que aún tenía opciones de alcanzar los play-off de ascenso. Finalmente el conjunto leonés se llevó los tres puntos con un ajustado 0-1 mientras Osasuna ganaba al Recreativo por 2-0. El equipo onubense, el filial azulgrana y el Sabadell certificaron su descenso a la categoría de bronce, mientras que sólo un milagro salvaría al Racing en la última jornada en forma de victoria en Albacete y derrota de Osasuna contra el ya descendido Sabadell.
En los días siguientes, en medio del pesimismo ante lo improbable de la permanencia, surgió la noticia de que el Elche podría descender administrativamente a Segunda B, con lo que el Eibar se mantendría en primera y Racing y Osasuna en Segunda pasase lo que pasase en la última jornada. Nunca es la forma en la que uno quiere que pasen las cosas, y los resultados deberían decidirse en el césped y no en los despachos, pero surgió ese rayo de esperanza que se diluyó cuando anunciaron que el Elche se veía obligado a descender, pero a la categoría de plata.
Imprevisible última jornada
Parece que 41 jornadas no habían sido suficientes en la excesivamente larga Liga Adelante, y muchos equipos llegaban con deberes pendientes a la última fecha, entre ellos Racing y Osasuna por abajo. Por arriba, Sporting y Girona protagonizaron también una película digna de Tarkovski, pero esa es otra historia.
Lo que uno no se imaginaba, mientras veía la última jornada con el escepticismo propio de tan complicada carambola, es que el Sabadell iba a estar ganando 2-0 a un desastroso Osasuna a los 17 minutos de partido. El Racing sólo estaba en ese momento a un gol de la permanencia, y llegó cuando Álvaro marcó de cabeza para el conjunto montañés en el Carlos Belmonte. Lo que parecía una utopía se convirtió de repente en realidad, y el Racing vivió el sueño de la permanencia mientras pasaban los interminables minutos en Albacete y no llegaban nuevas noticias de la Nova Creu Alta… hasta el minuto 77, cuando David García marcaba el 2-1 para Osasuna, colocando el balón en las redes del Sabadell y un nudo en la garganta racinguista.
En Albacete, el Racing hacía su trabajo evitando que el conjunto local se acercase a la portería de Germán, excepto algún disparo que parecía pasar mucho más cerca de los palos de lo que lo hacía en realidad: esos momentos son así. Por su parte, un ya descendido Sabadell no quiso darle la espalda a lo que debe ser la competición jugando un buen partido ante Osasuna y estando a punto de marcar el 3-1 cuando, jugando con uno menos, estrelló un disparo en el palo, pero ese balón no entró, y un clásico del conjunto rojillo como Javier Flaño sí acertó a marcar de cabeza poco después en el minuto 91 para empatar el partido y dar a los suyos el punto que necesitaban para mantener la categoría, y condenar al Racing a Segunda B después de tener en sus manos durante buena parte del partido una permanencia que parecía imposible.
La pelea por lo improbable, le feliz utopía de lo inesperado y el trágico final de lo inevitable: el Racing vivió en 90 minutos todas las emociones del fútbol en una jornada final que tenía reservados unos giros de guion propios del George RR Martin más cabreado.
Fotos | El Diario Montañés