Antes de internet, cuando las referencias eran un álbum de cromos y una lista de la selección de Italia para el mundial, la creencia generalizada era que Dino Baggio era el hermano de Roberto, pero no: compartieron equipo y selección, pero no tenían ningún parentesco. Poco tenían que ver: Roberto Baggio era un fantasista, un segundo delantero con arte y gol, uno de los últimos grandes genios del fútbol italiano. Dino Baggio, por su parte, era un versátil centrocampista defensivo, fuerte, importante tácticamente y que abarcaba mucho campo, además de tener una digna salida de balón aunque no fuera su fuerte. Y sin embargo, su rol defensivo no le impidió estar tocado con una varita mágica para los goles importantes: marcar no era lo suyo, tampoco era un box to box con una llegada imponente, pero perforar redes en las finales de la Copa de la UEFA era para él coser y cantar.
Dino Baggio comenzó destacando en el Torino, con el que logró el ascenso a la Serie A. Ya en la máxima categoría, compartió equipo con Martín Vázquez en el Toro y llamó la atención de los grandes de Italia, entre ellos el Inter, que lo llamó a filas cedido durante una temporada. Era el Inter de los alemanes, el de Matthäus, Klinsmann y Brehme, en el que Dino se hizo un hueco el mismo año en el que debutó con la selección italiana de Arrigo Sacchi. Lo hizo el mismo día que un tal Demetrio Albertini, con el que compartiría centro del campo en la Azzurra unos cuantos años más.
Posteriormente ficharía por la Juventus, que buscaba cómo destronar al Milan de Fabio Capello, y para ello fichó entre otros al joven centrocampista de 21 años. Allí se encontraría con Roberto Baggio, con quien forjaría una buena amistad y que era una de las grandes estrellas del equipo entrenado por Giovanni Trapattoni, que también contaba con Vialli o Antonio Conte. No lo tuvo fácil con los tifosi en sus inicios en la Juve debido a que venía de los dos grandes rivales del club: Inter y Torino, pero con sus actuaciones cambiaron de parecer.
Por aquel entonces solo acudía el campeón a la Copa de Europa, por lo que la Vecchia Signora jugó la Copa de la UEFA. Con una discreta actuación en la Serie A, cuarto a once puntos del Milan, Europa fue la tabla de salvación juventina: tras derrotar (con un papel estelar de Roberto Baggio) al PSG de Weah y Ginola en semifinales, que había sido en cuartos verdugo del Real Madrid, la Juventus llegó a la final donde se enfrentaría al Borussia Dortmund.
Era aquella una Juve, por cierto, con representación germana en las botas de Kohler y Andreas Möller, que se enfrentarían al equipo en el que jugarían después de su paso por el Calcio. La final de la UEFA se jugaba a doble partido, y la ida se disputaría en el Westfalenstadion. Comenzó adelantándose el Dortmund con un tanto de Michael Rummenigge, este sí, hermano de Karl-Heinz. Pero Dino Baggio empató el partido, con un recorte en el área y la definición de un nueve. Roberto Baggio, que formó una gran sociedad con Möller, marcó dos tantos más y firmó la remontada y un gran resultado para la vuelta en Turín.
Y fue Dino Baggio quien evitó cualquier susto posible: con un doblete, el primero con una buena definición y el segundo de cabeza, sentenció la final y el título europeo para la Vecchia Signora. Möller marcaría el tercer y último tanto del partido. Por su parte, Roberto Baggio ganaría aquel año el Balón de Oro tras una magnífica temporada.
Más goles en el Mundial de Estados Unidos
Dino Baggio permanecería un año más en Delle Alpi. Al término de aquella temporada fue uno de los elegidos por Sacchi para acudir al Mundial de 1994, y además de su relevancia en el centro del campo, Dino volvió a lucir efectividad en las grandes citas: Italia llegó a la final en el torneo, pero en la fase de grupos las pasó canutas. Perdió el primer partido ante Irlanda, y en el segundo, ante Noruega, Pagliuca fue expulsado en el minuto 21 con 0-0 en el marcador.
Se presentaba un oscuro panorama para la Azzurra, que tenía que resistir 70 minutos ante una Noruega que había ganado el primer partido a México. Por si fuera poco, para dar entrada a Marchegiani, portero suplente, Arrigo Sacchi quitó a Roberto Baggio en una decisión que le recordarían no pocas veces. Pero ya se sabe que a nadie le sientan mejor estos aprietos que a Italia: no solo logró resistir sin que le marcaran, sino que Dino Baggio adelantó a los suyos con un cabezazo en el minuto 69 tras un gran centro de Beppe Signori. Sacchi miró el reloj: quedaba otro Everest de 20 minutos, pero Italia mantuvo el resultado y se llevó una complicada victoria.
En el último partido empataron contra México, y finalmente todos los integrantes del grupo quedaron empatados con cuatro puntos. Italia pasó in extremis como uno de los mejores terceros: aquel gol de Dino Baggio fue vital.
Pero no sería su único tanto en el torneo: el segundo fue de mal recuerdo para la selección española, pues abrió el marcador en cuartos con un gran disparo desde fuera del área que sorprendió a Zubizarreta. Caminero empataría después, y el resto ya es historia contada: el fallo de Salinas, el gol de Roberto Baggio, el codazo de Tassotti…
No siempre tuvo a la prensa de su parte, ya que no todos consideraban que estuviera a la altura del combinado nacional, pero Baggio 2 o el otro Baggio, como le llamaban, se hizo un nombre propio con su actuación en Estados Unidos.
Traspaso al Parma y final… contra la Juventus
El gran Parma de los noventa, el de Gianfranco Zola, Asprilla y Tomas Brolin, se empeñó en fichar a Dino Baggio. La Juventus, lógicamente, no estaba por la labor. En lo que fue un culebrón veraniego, incluso un joven Alessandro Del Piero estuvo a punto de aterrizar en el conjunto parmesano. Pero finalmente Dino Baggio fue traspasado al Ennio Tardini. Por su parte, Del Piero ya empezó a destacar aquella temporada comenzando el camino que lo llevaría a ser una leyenda del club bianconero.
Ya en la primera temporada de Baggio con los Cruzados alcanzó la final de la Copa de la UEFA, tras derrotar, entre otros, al Athletic Club en octavos o al Odense en cuartos, el sorprendente verdugo del Real Madrid. El destino, tan caprichoso él, quiso que en la final se enfrentara a la Juventus, que había vuelto a derrotar al Dortmund en semifinales (el conjunto alemán se tomaría después cumplida venganza en el mejor escenario posible).
La Juventus de Lippi era un durísimo rival, reforzado en el centro del campo con Didier Deschamps o Paulo Sousa y que había recuperado el Scudetto en Italia. Vialli y Ravanelli compartían ataque con Roberto Baggio en el que sería su último año en Turín. Por si fuera poco, la Vecchia Signora se había impuesto al Parma en la final de la Copa de Italia por un contundente resultado global de 3-0 a doble partido, pero en Europa, la historia seria distinta. Está claro que Dino Baggio se llevó su suerte con él: solo pasaron cinco minutos de la ida en Parma cuando el centrocampista se incorporó al ataque, aprovechó un gran pase de Zola y marcó el único gol del partido. La Juventus lo intentó de todos los colores, pero no hubo forma de batir la portería de Bucci.
En la vuelta, Vialli empató la eliminatoria con un gran gol y no faltaron las ocasiones para aumentar el marcador, pero en la segunda parte, Mussi envió un centro al área desde la derecha para que de cabeza, quién si no, Dino Baggio marcase el gol del empate, con el que el Parma de Nevio Scala dio un paso de gigante para ganar el torneo. El partido concluyó con ese 1-1 en el marcador, y el equipo italiano ganó su primer título de la Copa de la UEFA con Baggio en un papel vital.
Su tercera Copa de la UEFA
Aquellos fueron los años dorados del Parma, y la de 1995 no sería la última UEFA conquistada: en 1999 alcanzó de nuevo la final tras derrotar al Atlético de Madrid en semifinales. Era un Parma más fuerte si cabe: con Buffon, Thuram, Cannavaro, Fuser, Verón, Hernán Crespo… En la final, ya a partido único, derrotó con un contundente 3-0 al Olympique de Marsella con tantos de Crespo, Vanoli y Enrico Chiesa. Dino Baggio no marcó, se le haría extraño, pero era igualmente uno de los pilares del equipo desde el centro del campo.
Aunque no marcarse en la de 1999, Dino Baggio es el máximo goleador en las finales de la UEFA/Europa League junto a Jupp Heynckes con cinco goles. Además, es junto a Matthäus, Wim Jonk, Klinsmann y Falcao, los únicos que han marcado en finales del torneo con dos equipos distintos.
En la temporada 2000-2001 fue traspasado a la Lazio, que también vivía entonces su mejor época. Fue importante en su primer año, pero después fue descendiendo su participación en un equipo que contaba con Simeone o Dejan Stankovic. En sus últimos años fue cedido al Blackburn y al Ancona, y finalmente se retiró en la Triestina de la Serie B, aunque volvió algunos años más tarde para jugar de forma semiprofesional.
Dino Baggio no marcó muchos goles a lo largo de su carrera, pero desde luego, difícilmente los pudo haber escogido mejor.