Nicolas Anelka ha pasado por tantos equipos que a veces se hace difícil relacionarlo con algunas camisetas. Nada menos que doce clubes han contado con el delantero francés en sus filas, todo un nómada del fútbol con la preferencia, eso sí, de la Premier League, donde ha jugado en seis equipos y en la que ha mostrado su mejor rendimiento en diferentes etapas. A Anelka es fácil recordarlo con la camiseta del Real Madrid, donde fue uno de los fichajes fallidos más sonoros, sus inicios en el Arsenal o su fructífera etapa en el Chelsea, pero no tantos le ubican en Maine Road en las filas del Manchester City, uno de los equipos donde mejor ha rendido y donde fue durante dos años y medio un ídolo fugaz. Y uno de sus grandes momentos como citizen fue su doblete al Liverpool un 3 de mayo de 2003, nada menos que la última vez que el City ganó en Anfield.

Estuvo rápido Arsène Wenger cuando en 1996 se llevó a un joven Anelka de 17 años procedente del PSG. En el Arsenal encontró un lugar para crecer hasta que explotó en la temporada 98-99 marcando 17 goles. Los equipos más fuertes del continente querían ficharlo, entre ellos la Juventus de Zidane y Del Piero, pero fue Lorenzo Sanz quien se lo llevó al Real Madrid tras pagar 35 millones de euros, un traspaso récord entonces y una “maravillosa locura”, como Sanz lo definió.

Todo parecía indicar que Anelka sería muchos años el acompañante de Raúl en el ataque del Real Madrid, pero eso no sucedió: sus problemas de adaptación a España y a La Liga y las polémicas que lo rodearon hicieron que solo estuviera un año en Madrid, en el que, eso sí, le dio a tiempo a dejar su sello en la Octava siendo vital en semifinales al marcar en la ida y en la vuelta ante el Bayern.

El Madrid recuperó la inversión, ya que el PSG, de cuya cantera había salido, pagó prácticamente lo mismo que el Madrid pagó al Arsenal para llevarlo de vuelta al Parque de los Príncipes. Tampoco funcionó en París, donde tuvo diferencias con el técnico Luis Fernández. Tras temporada y media en Francia fue cedido al Liverpool, donde sus escasos pero decisivos goles no convencieron a Gerard Houllier para hacerse con él de forma definitiva, que prefirió lanzarse a por el senegalés Diouf tras su gran Mundial en Corea y Japón.

De hecho, Emile Heskey, delantero inglés que en aquellos años formó una buena y complementaria delantera con Owen en el Liverpool, habló recientemente del error que fue no hacerse de forma definitiva con Anelka:

“Lo hicimos bien juntos y nos entendimos bien. Todo hizo “clic” y era un jugador fenomenal. Incluso entonces tenía mucho que ofrecer. Me sorprendió que no lo retuviésemos. Estaba infravalorado, y mucha gente lo mirará y dirá que saben lo bueno que era, pero muchos no se dan cuenta de lo bueno que era en realidad. Su habilidad, fuerza, lo clínico que era cuando se trataba de definir, su rapidez, lo tenía todo.”

El United, uno de los equipos más fuertes de Inglaterra y Europa, se interesó por él y finalmente aterrizó en Manchester, pero para vestir la camiseta del vecino, el City, tras descartar finalmente Ferguson su fichaje.

El City, un recién ascendido

Los citizens pagaron al PSG 20 millones de euros por su traspaso, que de esta forma recuperó en parte su inversión. Acostumbrado a jugar en los equipos de la parte alta de la tabla, lo del City fue un cambio radical, pues poco se parecía entonces al que hoy vemos luchar por todos los títulos: acababa de ascender desde la segunda categoría del fútbol inglés, e incluso en 1998 había estado en la Second Division, la tercera, después de haber sido unos años antes uno de los equipos fundadores de la Premier. Un club que tenía títulos de liga y de la Recopa de Europa en sus vitrinas, pero vivía momentos complicados.

Su apuesta por Anelka fue decidida y arriesgada, y junto a él llegaron otros nombres importantes como el veterano guardameta Peter Schmeichel, Robbie Fowler procedente del Liverpool o el tristemente fallecido Marc-Vivien Foé, centrocampista camerunés. Con ellos, junto a los que ya estaban como unos jovencísimos Wright-Phillips o el polémico Joey Barton, el equipo dirigido por el histórico Kevin Keegan quería asentarse en la Premier y hacer cosas importantes.

Era una temporada histórica para el club, ya que el City jugaría su último año en Maine Road antes de pasar a jugar al City of Manchester, hoy conocido como Etihad Stadium, y Anelka no pudo empezar mejor su andadura en Manchester ya que en las primeras jornadas marcó un hat-trick al Everton. Después, en noviembre, marcó el primer tanto de la victoria por 3-1 en el derbi de Manchester ante el United, la primera en trece años ante el eterno rival. No tardó en convertirse en el ídolo de la afición, y Kevin Keegan solo tenía buenas palabras para él:

“Es el jugador con más talento que he visto nunca. Es increíble. Y aún no ha alcanzado su máximo potencial. Me encanta trabajar con él. No hablamos de un buen jugador, sino de un futbolista excepcional”

En esta ocasión, las polémicas las dejó para la selección francesa, donde dejó plantado al seleccionador Jacques Santini al no querer sustituir al lesionado Sidney Govou. “Si yo soy el sexto hombre, no sé de qué se sorprenden”, espetó.

Uno de los mejores momentos llegaría al final de la temporada, cuando el City visitaba en Anfield a un Liverpool que buscaba clasificarse para la Liga de Campeones. Anelka y Fowler volvían al estadio donde habían jugado la temporada anterior. Empezaron ganando los reds con un tanto de Milan Baros, pero Anelka empató después con un penalti cometido sobre él mismo. Cuando el partido caminaba hacia el empate, en el tiempo de descuento Fowler y Wright-Phillips combinaron para fabricar una fantástica jugada desarbolando a la zaga del Liverpool, y Anelka la culminó con un potente disparo con la izquierda ante el que nada pudo hacer Dudek. El City volvía a ganar 22 años después en un campo en el que no lo ha vuelto a hacer en la Premier League, y lo hacía entrenado por una leyenda del Liverpool como Kevin Keegan y con doblete de Anelka.

El City terminó la temporada en una cómoda novena posición, y Anelka marcó 15 goles que le valieron para reivindicarse. La temporada siguiente no fue tan buena para el equipo, que acabó en la parte baja de la tabla cerca de los puestos de descenso, pero Anelka continuó mostrando un buen rendimiento marcando 16 tantos.

Durante la siguiente temporada, el delantero francés se mostró más irregular aunque mantenía sus números, ya que había marcado siete goles en la primera vuelta. Pero el Fenerbahçe llamó a su puerta en el mercado de invierno y lo fichó por 10 millones. Ganó una liga en Turquía antes de volver a Inglaterra año y medio después para vestir la camiseta del Bolton, que pagó 12 millones por su traspaso.

Máximo goleador de la Premier con el Chelsea

Su buen rendimiento con The Trotters convenció a Mourinho para llevárselo al Chelsea, y aunque su primera media temporada no fue brillante (llegó en el mercado de invierno), al año siguiente fue máximo goleador de la Premier (2009). Con el Chelsea, el club donde más tiempo estuvo, ganó una liga y dos copas, aunque también vivió otros momentos difíciles como cuando falló el penalti decisivo en la tanda de la final de la Liga de Campeones ante el United.

El Chelsea pagó por él 20 millones, no en vano, Anelka era uno de los futbolistas que más dinero habían movido en traspasos hasta que los precios se disparasen en los últimos años, con lo que los Ibrahimovic, Anelka, Vieri o Hernán Crespo fueron sustituidos en el ranking por Neymar, Cristiano, Lukaku o Mbappé (este último con un solo movimiento).

Después de salir de Stamford Bridge comenzó un peregrinaje que lo llevó por China, la Juventus, donde apenas jugó, de vuelta a Inglaterra con el West Bromwich Albion y finalmente, en India con el Mumbai City, donde se retiró.

Hoy el Manchester City está en un momento muy diferente de su historia, campeón de Inglaterra y con algunos de los mejores futbolistas del mundo, y sin embargo, Anelka se mantiene como uno de los máximos goleadores del club en la era Premier, en séptima posición con 38 goles por detrás de futbolistas que han vivido la etapa reciente del club: el inalcanzable Agüero, Sterling, Yaya Touré, Tévez, Silva y Dzeko, y pronto será previsiblemente superado por Gabriel Jesús y De Bruyne. Pero cuando el City libraba otras batallas, Anelka fue su estandarte.

En NdF | El talismán francés de semifinales

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Gabriel Caballero

Periodista
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