Ganó el Real Madrid el torneo de la regularidad, un campeonato que se decide por partidos en los que el campeón demuestra claramente su condición de aspirante al título, pero también por momentos o por encuentros complicados que se deciden por detalles. El equipo blanco ha pasado por todo: partidos indiscutibles, algunos más difíciles y otros donde la épica fue protagonista, como aquellos de la ya famosa “Zona Ramos”. Los de Zidane fueron superiores en la primera vuelta, mientras que en la segunda estuvieron más igualados con un Barcelona que vio frenada su remontada en partidos como los de Riazor o Málaga. Estos son algunos de esos partidos clave que dieron al Madrid el título, la mayoría fuera del Bernabéu: al campeón se le presupone hacer de su feudo un fortín, pero principalmente ha de ser el mejor en aquellos campos donde las cosas se ponen más difíciles.
Golpe de autoridad en el Calderón
El Madrid había comenzado la liga de manera fulgurante con cuatro victorias consecutivas, pero también había dejado alguna duda como en los tres empates consecutivos contra Villarreal y Eibar en casa y en el campo de Las Palmas. En la decimosegunda jornada llegó el primer gran duelo contra otro de los equipos que aspiraban a pelear el campeonato, y los de Zidane mostraron credenciales ganando 0-3 en un campo tan complicado como el Calderón. Sería además el último derbi liguero en dicho estadio (pero no el último entre ambos equipos). Dos jugadores se erigieron en protagonistas: Cristiano marcó los tres goles, dejando atrás los problemas que había tenido al principio de la temporada tras la lesión en la final de la Eurocopa, mientras que Isco dio una exhibición en la mediapunta sustituyendo al lesionado Kroos.
Sergio Ramos en el Camp Nou
El Madrid acudía al Camp Nou dos jornadas después como líder destacado para jugar ante un Barcelona que atravesaba un momento complicado. Fue un partido muy igualado que Luis Suárez inclinó a favor de los azulgrana al comienzo de la segunda mitad, y cuando parecía que los tres puntos se quedaban en la Ciudad Condal apareció Sergio Ramos, como en Trondheim en la Supercopa de Europa y como tantas otras veces anteriores, para rematar de cabeza en el tiempo de descuento y poner el empate en el marcador tras un partido complicado. Se mantenían así las distancias y el Madrid daba un golpe moral a su máximo oponente por el título.
Incluso Mariano tuvo su momento
En la jornada siguiente, el Madrid afrontaba un duelo que se presuponía más asequible frente al Deportivo en el Bernabéu. Sin duda alguna, uno de los factores decisivos en el título del Madrid ha sido la gestión de Zidane de su plantilla, con su ya célebre segunda unidad. Pero entonces aún no estaba del todo asentada esa idea, y el equipo blanco las pasó canutas para derrotar al equipo gallego con un once repleto de novedades. Morata adelantó a los suyos, pero un canterano madridista como Joselu (compartió delantera en el Castilla con Jesé y Morata) dio la vuelta al marcador. Mariano, que decidió quedarse a pesar de lo difícil que tendría disputar minutos con Benzema y Morata por delante, entró a falta de 20 minutos y, como siempre que tuvo oportunidad, lo dejó todo en el campo. Faltaban cinco minutos para el final y un remate suyo de cabeza dio un empate que se estaba poniendo muy caro. Ya en el descuento, huelga decirlo, Sergio Ramos marcó el gol de la victoria en un partido agónico.
Remontada en Villarreal
Era la jornada 24 y el Barcelona no había aflojado lo más mínimo en su persecución al líder. El Madrid se había dejado dos derrotas en Sevilla y en el partido aplazado ante el Valencia, que con Voro en el banquillo y los fichajes de Zaza y Orellana resurgía lo suficiente para despejar los fantasmas del descenso tras una primera vuelta paupérrima. El equipo azulgrana jugaba primero y con su victoria en el Calderón en el último suspiro se colocaba líder provisional. Toda la presión para el Madrid en el campo de un Villarreal que estaba haciendo una muy buena temporada. Todo ocurrió en la segunda parte: en apenas seis minutos el Villarreal se puso 2-0 con goles de Trigueros y Bakambu, al igual que el Valencia había adquirido esa ventaja en los primeros diez minutos de partido tan sólo unos días antes. Pero el Madrid no estaba por la labor, no podía permitírselo, dejarse tres puntos otra vez, y la segunda unidad acudió al rescate: Isco y Morata salieron desde el banquillo para revolucionar el partido y lo consiguieron. Bale redujo distancias, Cristiano empató de penalti y Morata certificó una excelsa remontada tras una buena jugada de Isco y Marcelo.
El partido de Vigo
Lo que en su momento fue motivo de una agria polémica por la suspensión del encuentro se convirtió para el Madrid en una especie de comodín para su recta final, como si el equipo de Zidane estuviese concursando en el 50×15 y aún le quedase el comodín de la llamada. Fue especialmente relevante tras la victoria del Barcelona en el Bernabéu: los de Luis Enrique se ponían líderes, pero aún quedaba ese partido aplazado de Vigo. Allí había perdido el Barcelona y el Madrid había concluido su camino en la Copa del Rey, y era motivo de esperanza para el Barcelona y de inquietud para el Madrid. Pero el conjunto blanco no quiso sorpresas: ya con la directa puesta hacia el campeonato, la victoria por 1-4 a falta de una jornada otorgó de nuevo el liderato al Madrid. Ya sólo quedaba la visita a Málaga para certificar el título.
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