Recuerdo ver a Emre Can comerse el centro del campo del Liverpool, un centrocampista box to box que trabajaba en defensa y aportaba en ataque, indispensable en ese fútbol eléctrico que propone Jürgen Klopp en Anfield. Cuando los reds no contaban con Alisson en la portería y Van Dijk en defensa, que llegó en el mercado invernal de 2018, lo fiaban todo al tridente formado por Salah, Mané y Firmino y a que el centro del campo compuesto por Henderson, Milner y el futbolista alemán funcionase en la sala de máquinas. El resultado fue alcanzar aquella final de Liga de Campeones finiquitada con la chilena de Gareth Bale.

No obstante, Emre Can no pudo jugar aquel encuentro en el Estadio Olímpico de Kiev, pues una grave lesión le apartó no solo de la final, sino también del Mundial de Rusia cuando ya se había ganado la confianza de Joachim Löw. No volvería a enfundarse la camiseta del Liverpool: su contrato expiraba ese año y no llegó a un acuerdo para su renovación, y no fueron pocos los grandes equipos que se interesaron por él, entre ellos el Bayern Múnich o la Juventus. Fue la Vecchia Signora la que, sin coste alguno, se hizo con su fichaje.

Con lo que ya tenía la escuadra italiana y fichajes como los de Cristiano Ronaldo, Joao Cancelo, el propio Emre Can o el regreso de Bonucci, parecía que los de Allegri podrían afrontar por fin el ansiado asalto a la Orejona tras someter Italia a su dominio. No obstante, tras una extraordinaria remontada al Atlético en octavos gracias a un hat-trick de Cristiano, se topó en cuartos con los jóvenes talentos del Ajax, que apearon con su desparpajo a los veteranos juventinos.

Fue un primer año en Italia con luces y sombras para Emre Can, que no acabó de ganarse un sitio fijo en el XI ante la competencia de Pjanic, Matuidi, Khedira y Bentancur. Por si fuera poco, el que terminaría alzando la Liga de Campeones fue su antiguo equipo, un Liverpool que reforzó el centro del campo tras su marcha con Fabinho y Naby Keita. No se puede decir que Klopp no echase en falta a un jugador que había sido tan importante en su esquema y había rendido tan bien como Emre Can, pero fichajes como Alisson y Fabinho dieron empaque al equipo y, junto a lo que ya había, conformaron al que sería campeón de Europa en 2019.

Este año la Juventus afrontará un nuevo capítulo en su asalto a Europa, renovado con Sarri en el banquillo, con De Ligt en defensa y con un centro del campo aún más reforzado con las llegadas de Rabiot y Ramsey. Demasiados efectivos para tres puestos, y la sorpresa ha llegado cuando Sarri ha dado a conocer la lista para la competición europea: Emre Can se queda fuera junto a otro jugador de enjundia como Mario Mandzukic, además del lesionado de larga duración Giorgio Chiellini. Un golpe importante para el centrocampista alemán, como él mismo explica: “El club me prometió una cosa hace una semana y fue el técnico quien me dijo ayer por teléfono que no contaba conmigo. El míster no fue sincero conmigo. De haberlo sabido, no jugaría más en la Juventus. La situación me genera rabia y desilusión. Quiero jugar la Champions, era la premisa para continuar en el club”.

Si la situación no cambia podría cambiar de aires en enero, pero ahora se ha quedado sin margen de maniobra con los mercados de transferencias cerrados. Le queda la Serie A y el consuelo de estar convocado con Alemania, pues Löw volvió a contar con él para su lista en la Mannschaft. Curioso contraste.

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Gabriel Caballero

Periodista
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