Dicen que después de la batalla, todos somos generales. Si Sergio Ramos hubiera metido el penalti que sólo él sabe por qué se encargó de ejecutarlo, si en consecuencia ese gol hubiese adelantado a la Roja para posteriormente encajar el golazo de Perisic y el partido hubiese finalizado 2-2, otro gallo cantaría en las crónicas, los análisis y los comentarios respecto al Croacia vs España. Resulta ahora fácil decirle a Del Bosque que planteó mal el encuentro: que debería haber salido con jugadores con menos minutos acumulados, que el once habitual necesitaba aire fresco. Es evidente que si lo hubiera hecho, si hubiera salido con la alineación que un servidor apuntaba en la previa y que no acertó ni sin querer, y el resultado hubiese sido el mismo que se produjo en Burdeos, al seleccionador se le acusaría de tomarse a la ligera la primera plaza del grupo. Que teniendo en cuenta que los once que habían sumado dos victorias seguidas y que hasta el siguiente partido quedaba casi hasta una semana para descansar y prepararlo como merece, se la jugó con los a priori menos habituales. El seleccionador optó por aquello de si algo va bien, para qué tocarlo. Pero anoche los que hasta ahora lo habían hecho de lujo terminaron reventados. Que el marcador condiciona los análisis es indiscutible, que ahora tengamos que medirnos a Italia en octavos jode, y mucho, pero bien es cierto que la imagen ofrecida ante los croatas, con más bajas y más frescura en su esquema, hubiese sido igual de criticable si Subasic no hubiese detenido la pena máxima a Ramos.
En clave menos catastrófica hay que decir que la derrota llegó en los últimos minutos, como viene siendo la tónica habitual en esta Euro2016. El chicharro de Perisic en el que colaboró de manera involuntaria De Gea recibiéndolo por su palo, llegó a falta de tres minutos, cuando España daba por bueno el empate y los de Ante Cacic, no. Llegó tras una serie de avisos que dejaban a las claras que los nuestros no estaban del todo finos. Huelga decir que aunque ahora se vengan rivales con cara y ojos en caso de que pasemos a cuartos o semifinales, es mejor perder el tercer partido de la primera fase que cualquiera de los que vienen. Una derrota en alguno de los siguientes envites nos manda para casa; la de ayer no. También hay que desdramatizar un poco: España sigue teniendo un equipazo. Y una mala noche la tiene cualquiera. Que es cierto que Croacia llegó al tramo final con más energía y fe al final, seguro. Que no fue el día ni de Iniesta ni de la defensa, ni del centro del campo ni de Nolito ni Morata ni De Gea, pues también. Tuvimos la fortuna de tener la victoria a tiro con un penalti que no era y lo fallamos. Pues bien, a levantarse, reflexionar y esperar con los brazos a Italia. No me gusta nada la teoría de que a la Roja le pesó el calor en Burdeos. Ayer comenzó el verano, vale: pero el choque arrancó a las nueve, con el sol metido en el horizonte y según las previsiones, con una horquilla de entre 23 y 25 grados de 21:00 a las 23:00 horas. Peor sería jugar en Qatar a las tres de la tarde en pleno mes de julio. Las excusas de mal pagador, para otros.
Dicho lo cual, simplemente reconocer que Croacia fue mejor que España y que no echó de menos ni a Modric. Pasa como primera de grupo con todo merecimiento y con jugadores como Srna, Kalinic o Perisic fantásticos. Les dejamos a ellos con la euforia y, con los pies en el suelo, nosotros debemos afrontar el partido del próximo lunes a las 18:00 horas frente a Italia como lo que es: la primera de las cuatro finales que ojalá le queden a Del Bosque y sus hombres. Corregir los errores cometidos dentro del campo, evitar en mayor medida las tonterías fuera de él y seguir por la senda marcada ante la República Checa y sobre todo, Turquía. Tener fe en un estilo de juego que poco o nada tiene que ver con el rival que nos encontraremos dentro de cinco días y ser conscientes que en este tipo de campeonatos nadie regala nada. Para ser justos, precisamente en este, la igualdad entre grandes y pequeños se ha recortado de manera drástica. La próxima semana nos espera un duelo de aúpa ante un combinado que lejos de aunar la mejor plantilla de su historia, sigue teniendo fe a su estilo. Italia siempre es Italia. E Italia perdió la final de la última Eurocopa adivinad contra quién y por cuánto: ante España y por 4-0. Un precedente que invita a soñar porque entre otras cosas, no queda más remedio.
- Lo mejor: Otro gol de Morata y ya van tres. Eso sí, como el resto del equipo, no estuvo tan preciso como otras veces.
- Lo peor: El colectivo en general. Bajón físico y futbolístico que aprovechó Croacia. Que Ramos tirara el penalti habiendo sobre el césped especialistas como Iniesta, Silva, Cesc, Aduriz o hasta Bruno clama al cielo. Frivolidad innecesaria.