Imagina una polémica absurda. Por ejemplo, la del pasillo que el Atlético de Madrid no le hará al Real Madrid porque… patata. Una polémica, a todo esto, alimentada por los medios de comunicación con el beneplácito de las redes sociales, capaces de transformar un gesto de deportividad en un acto de humillación. Imagina que la misma semana de ese derbi, se juega la vuelta de toda una semifinal de Champions League entre uno de los protagonistas, el equipo blanco, y el Manchester City; y que, micro en mano, tienes la suerte de preguntar al técnico del conjunto citizen, cualquier cosa. Y que ni corto ni perezoso, ¡en el tercer turno!, le sueltas lo siguiente:
¿De verdad no había otra pregunta que hacerle a Guardiola en vísperas del partido del año? La cara del técnico de Santpedor es un poema. Primero ante la insistencia en un tema que no le incumbe y después ante la repregunta de la siguiente periodista. Un intento fallido de buscarle, nuevamente, tres pies al gato. De fomentar la crispación y el morbo. De seguir echando gasolina a una hoguera que ya se prendió en la eliminatoria contra el Atlético de Madrid cuando en cierto sector de la prensa tergiversaron sus declaraciones cuando pronunció la palabra prehistoria y muchos lo señalaron por acusar al Cholo de practicar el antifútbol. ¿Acaso alguien en su sano juicio cree que el City debe hacerle el pasillo al Madrid?
Aquí hay dos temas: por un lado la deriva que está tomando el periodismo deportivo, en busca constante de salseo; y por el otro la inquina que despierta desde tiempos inmemoriales Guardiola. De lo segundo, allá cada uno con sus filias y sus fobias: los hay quienes se suben al barco del odio y el desprecio por algo que va más allá de lo deportivo y allá ellos; y de lo primero, está claro, cada uno puede preguntar lo que le venga en gana en rueda de prensa, faltaría más. Pero si pretendemos que la profesión se haga respetar, que uno de los técnicos más laureados de la historia no sea “arisco” con ella y que las redes sociales, motivo que —imagino—lleva a alguien a preguntar tamaña estupidez, no se vuelvan en contra, toca reflexionar.
Reflexionar: gran verbo, mejor utopía.
