El Mundial de 2014 fue un punto de inflexión para la selección inglesa: desde 1958, los Pross no caían en fase de grupos y se hizo hincapié en la necesidad de un relevo generacional. No fue un desastre absoluto ya que el equipo del veterano técnico Roy Hodgson no hizo un mal fútbol, pero los resultados dictaron sentencia, ocupando Inglaterra el último lugar del grupo tras una muy sorprendente Costa Rica, Uruguay e Italia, también eliminada.

Era aquel un equipo de contrastes, con los veteranos Gerrard y Lampard en la recta final de su carrera y jugadores muy jóvenes con buenas expectativas como Sterling, Barkley y Luke Shaw, más otros que ya tenían mayor camino andado como Henderson, Wilshere o Sturridge, todos ellos liderados por Wayne Rooney, la estrella del combinado inglés. No tenía mala pinta, pero Inglaterra se mostró como un conjunto que mostraba un buen trato al balón pero sin peso en las áreas.

La necesidad de un cambio era evidente, aunque la renovación se llevaría a cabo todavía con Hodgson en el puesto. La temporada siguiente fue la de la explosión de Harry Kane, un joven delantero de 21 años que metía goles a pares en el Tottenham. No tardaron en ver en él al futbolista que habría de encabezar el relevo, y medios como The Daily Telegraph reclamaban más “home-grown heroes”, más peso del futbolista inglés en la Premier League para encontrar a más futbolistas como Harry Kane que diesen ese salto de calidad a los Three Lions.

Puede que con el Brexit cambien las normas respecto al número de ingleses que cada equipo ha de tener en sus filas (aspecto en el que la Federación inglesa y la Premier no están muy de acuerdo), pero no hizo falta ningún cambio para que en Inglaterra surgieran en los últimos años jugadores de buen nivel. Tras la Eurocopa de 2016, en la que el equipo de Hodgson cayó ante Islandia en octavos, Southgate se hizo con el puesto de seleccionador y las cosas mejoraron ostensiblemente.

En el Mundial de 2018 en Rusia alcanzaron el cuarto puesto con una buena generación ya curtida en la que se encontraban Dele Alli, Stones, Pickford, Maguire, Dier, Sterling, Lingard o el propio Harry Kane, además de “veteranos” como Henderson, Trippier y Walker y jóvenes talentos como Rashford o Alexander-Arnold, un equipo muy diferente al de aquel Mundial de Brasil, solo cuatro años antes. A ellos habría que añadir a Joe Gómez, polivalente defensa del Liverpool que se perdió el Mundial por lesión.

Pero no iba a acabar ahí la regeneración de los Pross. Los combinados sub 17 y sub 20 se alzaban en 2017 con los campeonatos del mundo en sus respectivas categorías. Varios de esos jugadores ya están destacando en la Premier, además de otros que también están brillando en la máxima categoría del fútbol inglés. Jugadores como Mason Mount, Tomori, Hudson-Odoi y Tammy Abraham del Chelsea, Chilwell (lateral zurdo) y Maddison (mediocentro) del sorprendente Leicester, Wan-Bissaka (lateral derecho) y el delantero Greenwood del United, Phil Foden, mediocentro del City, Harry Winks (pivote) y Ryan Sessegnon (extremo izquierdo) del Tottenham, el centrocampista Declan Rice del West Ham… aunque el posiblemente más brillante de ellos emigró de Inglaterra para buscar suerte en Alemania, que no es otro que Jadon Sancho, que hace diabluras por la banda derecha del Signal Iduna Park con la camiseta del Borussia Dortmund.

Especialmente llamativo es el caso del Chelsea, un club que ha estado muchos años tirando de talonario para formar una plantilla de estrellas, pero que debido a la sanción de la UEFA de no poder fichar y a la llegada de un técnico como Lampard, que está dando confianza a los jóvenes, está viendo cómo esta temporada tiran del carro Abraham con sus goles, el centrocampista Mount o el central Tomori junto a los Kanté, Kovacic, Willian y compañía. Se espera más del extremo Hudson-Odoi, al que envolvió la polémica la temporada pasada por una oferta del Bayern pero que terminó renovando por un cuantioso contrato.

Quizá no todos lleguen al nivel que se les presupone, pero sobre el papel, Inglaterra tiene jugadores para rato. La Eurocopa de 2020 pondrá a prueba a este equipo que estará exigido tras el cuarto puesto del último Mundial. Allí se encontrarán en la fase de grupos con Croacia, su verdugo en semifinales. Estará interesante.

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Gabriel Caballero

Periodista
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