Antes del Mundial y durante sus primeras fechas se hablaba de la dependencia que Inglaterra tenía de la gran estrella con la que acudía a la cita de Rusia: el delantero Harry Kane. El del Tottenham era sin duda el gran nombre del combinado británico y en sus goles muchos depositaban las esperanzas inglesas. Las sospechas no hicieron sino confirmarse tras el doblete de Hurrikane ante Túnez, el hat-trick ante Panamá y el tanto (aunque fuera de penalti) ante Colombia en octavos. Ya como máximo goleador del torneo, su participación se antojaba vital en el choque ante Suecia de cuartos, sin embargo su actuación fue más discreta. En cambio, al otro lado del campo, el portero se hacía grande en su arco para evitar las pocas pero claras ocasiones que Suecia provocó en su área: esta vez, el héroe de Inglaterra fue el guardameta.

Tras años de David “Calamity“ James, de Robert Green y del siempre discutido a pesar de todo Joe Hart, parece que por fin Inglaterra ha encontrado el guardián adecuado para su arco, y lo ha hecho en la figura de Jordan Pickford, que ya el verano pasado deslumbró a todos con su gran actuación en el Europeo Sub 21 donde Inglaterra llegó a semifinales. Sus buenas actuaciones en el Sunderland y en dicho torneo le valieron el traspaso al Everton por 25 millones de libras, en un verano en el que los Toffees no escatimaron en gastos para hacer un equipo competitivo con el que acercarse a la zona alta de la Premier, objetivo que no terminaron de alcanzar en una campaña irregular.

No tardó Pickford en debutar con Inglaterra luego de su fichaje por el Everton, ganándose un hueco en la selección hasta el punto de ganar la carrera al consolidado Hart y a la promesa Butland como el portero de Gareth Southgate para el Mundial de Rusia, y la apuesta no puede estar saliéndole mejor. Ya en el duelo de octavos ante Colombia fue clave en la tanda de penaltis que decidió el pase de su equipo, pero ha sido ante Suecia en cuartos cuando ha saltado a todos los titulares al desbaratar hasta en tres ocasiones los planes de Suecia con tres grandes intervenciones: en un partido que Inglaterra parecía tener controlado ante una selección sueca que no inquietaba, el combinado nórdico se las arregló para exigir a Pickford ser el “man of the match” con tres paradas de gran mérito.

Los goles de Harry Maguire (otra apuesta de Southgate) y Dele Alli hicieron el resto. Con todo ello, Inglaterra alcanza con todos los honores las semifinales de un Mundial 28 años después de que lo hiciera por última vez en Italia 90. Entonces su portero era Peter Shilton, todo un mito que entonces ya contaba 40 años. El de ahora es prácticamente un novato en esto, pero no empieza con mal pie.

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Gabriel Caballero

Periodista
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