Aquel día llegué temprano a San Mamés: era la primera vez que entraba al imponente nuevo estadio y no quería perderme nada. Por suerte, yo tampoco me perdí buscando mi localidad. El Athletic recibía al Celta en duelo liguero de la presente temporada y vi el calentamiento de ambos equipos. Como es habitual, el portero suplente ayudaba al que saldría de titular a hacer los ejercicios previos con balón. En este caso, Gorka Iraizoz ayudaba a Kepa Arrizabalaga en lo que significaba un relevo simbólico: el guardameta que ha defendido durante diez años la portería del Athletic daba paso al que se presupone puede hacerlo en las próximas temporadas.
La portería del Athletic tiene una mística especial, por los nombres que por ella han desfilado y por la tradición de porteros que salen de la cantera del club. Guardametas de la talla de Lezama, Carmelo Cedrún y José Ángel Iribar defendieron la meta rojiblanca desde, nada menos, 1942 hasta 1979, para después ocuparla (tras un año de transición con Andoni Cedrún, hijo de Carmelo) un Zubizarreta al que le tocó sustituir a un mito como el Txopo Iribar, haciéndolo con sobrada solvencia hasta que fue traspasado al Barcelona en 1986, dejando paso a otros como Biurrun y Patxi Iru.
El primer portero que vi en el Athletic fue Juanjo Valencia, que tuvo años realmente buenos en los años noventa con Jupp Heynckes, entre otros, en el banquillo. Sus condiciones no auguraban su fugacidad: tras cuatro años como indiscutible, comenzaron las críticas y la llegada de Imanol Etxeberria le supuso una dura competencia por el puesto. Tras un año en el que se repartieron la titularidad, Etxeberria fue durante dos temporadas el dueño de la portería del equipo entonces entrenado por Luis Fernández.
La presión y la exigencia siempre han sido una constante en la portería del Athletic, y no todos han sabido convivir con el runrún de la grada. Por el camino se quedaron prometedores cancerberos como Kike Burgos o Aizkorreta, o el mismo Juanjo Valencia tras, eso sí, ser el portero del Athletic unas cuantas temporadas. Tampoco Etxeberria escapó a esa exigencia: la llegada de Iñaki Lafuente le apartó de la titularidad en un momento en el que asomó por el primer equipo Aranzubia, que parecía, esta vez sí, el que podría ser el dueño de la portería de San Mamés tras su buen hacer en las categorías inferiores de la selección.
A Aranzubia le costó hacerse con el puesto: Lafuente se lo puso difícil, pero una vez que lo hizo llegó incluso a la selección absoluta, con la que acudió al Eurocopa de Portugal en 2004. No obstante, Aranzubia tampoco fue ajeno a las críticas y tras dos años como titular fijo con Ernesto Valverde volvió a repartirse la titularidad con Lafuente. El club necesitaba estabilidad en un puesto que la requería, y para ello se fichó a Gorka Iraizoz procedente del Espanyol.
Creció en el Eibar y el Espanyol
Iraizoz buscó minutos fuera de la cantera del Athletic y los encontró en el Gernika antes de fichar por el filial del Espanyol. Fue cedido una temporada al Eibar de la mano de Mendilibar, donde compartió equipo con David Silva, Gaizka Garitano o Joseba Llorente, y a punto estuvieron de lograr el ascenso a Primera. Regresó a Barcelona, esta vez al primer equipo, y le arrebató el puesto nada menos que a Carlos Kameni, llegando a jugar la final de la Copa de la UEFA ante el Sevilla a las órdenes de Valverde.
Su primera temporada en el Athletic fue complicada por la lesiones. El veterano Armando, que había llegado del Cádiz como solución de emergencia, ocupó el puesto con un sólido rendimiento, mientras Aranzubia vivía su última temporada antes de poner rumbo al Deportivo, donde lejos de la presión de San Mamés fue durante varios años el arquero del equipo gallego.
Una vez superadas las lesiones, Iraizoz se hizo con la titularidad y durante ocho años fue el portero indiscutible del Athletic. La exigencia del puesto y el runrún de la grada no hicieron mella en el portero navarro, que fue un fijo para los tres entrenadores que tuvo en todos esos años (lo que habla de la estabilidad en el cargo que ha tenido el Athletic en este tiempo): Caparrós, Bielsa y Valverde. Con Bielsa vivió aquella gran temporada con las finales de Copa y Europa League, donde Iraizoz se hizo gigante en las eliminatorias contra el Schalke o el Sporting de Portugal. Después, con Valverde, levantaría por fin un título con el Athletic: el de la Supercopa contra el Barcelona en 2015.
Un año atípico en la portería del Athletic
En los últimos años había sido Iago Herrerín, con quien alternaba el puesto según la competición, su compañero en la portería, pero este año se les unió Kepa tras sus fructíferas cesiones en Ponferradina y Valladolid: la joya de la cantera ya estaba lista para el primer equipo, con lo que hubo overbooking en la primera vuelta. Kepa se hizo con el puesto en liga, mostrando una solvencia impropia de sus 22 años. Consciente de las escasas oportunidades de las que iba a disponer, Herrerín salió en el mercado de invierno rumbo a Leganés. Pero poco después, Kepa sufrió una lesión que lo mantendría varias semanas fuera, con lo que Iraizoz se quedó como único portero y, quién lo iba a decir, el Athletic tendría que incorporar a alguien. El elegido fue Alex Remiro, canterano que se encontraba cedido en el Levante y que llegaría para ser el suplente de un Iraizoz que de nuevo sería el titular del equipo.
A sus 36 años, el rendimiento de Gorka ya no era el de antaño, y el club decidió no renovarle para la próxima temporada. En cuanto Kepa volvió de su lesión regresó a la titularidad y a mostrar su talento, que lo ha llevado ya a la selección tras la lesión de Reina de cara a los encuentros que España jugó contra Israel y Francia, aunque no llegó a debutar. Pero la lógica indica que tendrá mucho tiempo para ello.
Valverde tenía pensado dar a Iraizoz unos minutos ante el Leganés, pero el partido se complicó con el empate del equipo madrileño y, con el club jugándose la clasificación a la Europa League, no pudo despedirse de San Mamés desde el campo. Sí lo hizo después del partido. Iraizoz no tiene intención alguna de colgar las botas, pero aún no se sabe cuál será su destino. Atrás deja diez años en el Athletic, diez años en los que fue capaz de vencer la exigencia de una portería diferente.
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