No sé hasta qué punto se puede decir que está en el ADN del Real Madrid, que se ha adaptado al estilo y libreto de diversos entrenadores y estos a su vez a las características de las plantillas con las que contaban, pero sí se puede decir que el Madrid ha basado buena parte de sus éxitos de la última década en un fútbol rápido y directo, de toques los justos y necesarios y de llegar cuanto antes al área rival. Pero claro: contar con futbolistas como Cristiano y Di María en su día o con Cristiano y el mejor Bale después, apoyados todos ellos en Benzema, facilitaba mucho las cosas. Sin ese fútbol de vértigo, y también sin futbolistas tan determinantes en los últimos metros, al Madrid le cuesta más de lo debido encontrar los caminos del gol.
Disponer además de centrocampistas como Kroos y Modric, que piensan y actúan rápido y no necesitan para ello retener el balón, además de las incorporaciones de Marcelo desde el lateral, hacía del Madrid un equipo letal: tres Ligas de Campeones seguidas, y cuatro de cinco, fue el resultado. Mourinho primero, Ancelotti después y finalmente Zidane alentaban ese fútbol vertical, cada uno con sus matices. Pero privado de futbolistas como los mencionados, idóneos para la práctica de ese juego directo, al club blanco le cuesta encontrar su estilo.
Por no hablar de que eran futbolistas diferenciales, determinantes y con gol, principalmente Bale y, sobre todo, Cristiano. En partidos que se atascan o se complican, contar con ese punto extra que dan los futbolistas resolutivos es siempre necesario en un equipo grande que ha de pelear por todos los títulos.
Ante un equipo que jugase con la defensa adelantada, futbolistas como ellos suponían un mazazo para los metros que dejaban a su espalda. Y ante equipos que se cierran, la kriptonita de este Real Madrid, desarbolar a su defensa no resultaba una quimera y cada contraataque cuando el rival salía era una seria oportunidad de añadir goles al marcador. Pero sin ese vértigo, aunque asedie al rival y lo encierre en su área, al atacar en estático no encuentra un camino hacia el gol y acaba por recurrir a recursos que resultan inefectivos como centros al área.
Con ello pasan los minutos, el gol no llega y si el rival marca se hace un mundo la remontada, como pasó ante el Athletic: en este caso los tantos en contra llegaron pronto, pero tras una segunda parte en la que el club bilbaíno se agazapó atrás, solo un gol subió al marcador. Los disparos de Asensio, eso sí, fueron una buena opción, pero se toparon con los postes.
Puestos a pedir, Haaland y Mbappé, los que más suenan como futuribles, se adaptarían perfectamente a lo que necesita el club blanco: rápidos, buenos al espacio y con metros por delante (el gigante noruego engaña). Y con gol, mucho gol. Mientras tanto, el Madrid ha de recuperar un método para desarbolar defensas rivales y que hallar el camino del gol no cueste demasiado.