No hay derrota que no duela

Se dice que hay derrotas que saben a victoria y victorias que saben a derrota. Sin embargo, ninguna de las dos descripciones descifra el aroma del KO en la Supercopa de Europa del Sevilla a manos del Bayern (2-1). Del mismo modo que el triunfo de los alemanes no encajaría tampoco en el retrato que relata el aforismo. Porque, como es lógico, también hay derrotas que saben a derrota; y no hay derrota que no duela. También hay victorias con sabor a victoria; y no hay victoria, por pequeña que sea, que no merezca ser celebrada.

El sevillismo estas horas es un funambulista transitando en el alambre de la rabia que provoca dejar escapar un título ante el campeón europeo y la certeza de haberlo acariciado en un instante puntual, clave, fatídico: esa galopada de En-Nesyri, cuando el cronómetro agonizaba, y esa manopla puntual, clave, fatídica de un Neuer que le dio otra vida a los suyos. ¿Fallo del delantero o acierto del guardameta? Por estos lares, allá por 2010, nadie hablaba del error de Robben, sino de la sempiterna parada de Casillas. Así que duda resuelta.

neuer en nesyri

Corría el minuto 87 cuando el marroquí, sin saberlo, trazaba la jugada que el insomnio le recordará en cantidades industriales. Y se lo recordará, porque si ese balón hubiese traspasado la línea de gol, no se hubiera llegado a la prórroga. Y en ella, no hubiese mandado a la madera otro balón, ni Javi Martínez hubiera rematado de cabeza un rechazo imperfecto de Bono tras un saque de esquina provocado por Diego Carlos cuando el portero le exigía el esférico, y que no hubiese tenido incidencia alguna si el lance no hubiera significado el tanto del revés definitivo.

Los pupilos de Julen Lopetegui no se dejaron engullir por un Bayern que se merendó a ―casi―todo aquel que se le puso por delante en la última edición de la Champions League, pero regresaron de Budapest con la medalla de consolación, cuando no hay consuelo que valga. Ni poner al gigante bávaro contra las cuerdas, ni el reconocimiento condescendiente de aquellos que etiquetan una derrota como una heroicidad. Es una derrota que escuece, pero si algo también se dice, es que de ellas se aprende. Y nadie dijo, que ser un grande, fuese fácil.

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Fernando Castellanos

Periodismo deportivo. En NdF desde 2006. Hacer todo lo que puedas es lo mínimo que puedes hacer. [ Twitter]