El parón liguero por los compromisos de la selección española, se ha saldado con una victoria (0-2 ante Finlandia) y un empate (2-2 ante Chile). Los tres puntos ante el conjunto nórdico le sirven a España para asentar la primera plaza del grupo en su camino hacia el Mundial de Brasil 2014, mientras que el empate de ayer martes se traduce en poco más que números con los que engrosar las estadísticas.
Lo más destacable de esta semana de selección no ha sido el cargante debate de la portería, sino la sorprendente convocatoria y posterior debut de Nacho Fernández, el defensa canterano del Real Madrid. Nacho sustituyó a Sergio Ramos -al que reconoce tener como modelo para su aprendizaje- en el minuto 59, para convertirse en el primer jugador del Real Madrid que debuta con España en los últimos once años (¿os acordáis de Raúl bravo?). No tuvo excesivo trabajo, pero en sus pocas intervenciones se mostró correcto.
Sus contadas apariciones en el equipo blanco significan para la mayoría un bagaje demasiado discreto para entrar en la plantilla de la actual Campeona del Mundo. Aunque hay que tener en cuenta la sanción de Piqué, y la baja por lesión de Iñigo Martínez, el mayor talento joven de la zaga española.
Vicente Del Bosque sabrá los motivos por los que ha convocado a un futbolista que suma poco más de diez partidos con el Real Madrid. Puede que haya pesado su impecable trayectoria en las categorías inferiores. Puede que su confianza en él sea inquebrantable -Del Bosque lo introdujo en la cantera del Madrid a los 10 años-. O puede que al seleccionador no le haya pasado desapercibida la confianza que tanto Mourinho antes, como Ancelotti ahora, han depositado en el jugador. Con este post no quiero entrar en el debate sobre su convocatoria, sino en lo que le ha llevado a entrar en ella.
José Mourinho, un punto de inflexión para Nacho Fernández
“Mourinho me ha dado todo, es el que me hizo debutar, el que me llevó a la primera plantilla y el que hizo mi sueño realidad. Solo tengo palabras de agradecimiento para él”
Son palabras muy recientes del propio Nacho Fernández, después de que se oficializara la salida de José Mourinho del Real Madrid. Al luso siempre se le achacó durante su estancia en el conjunto blanco su casi nulo apoyo a la cantera, pero lo cierto es que dejó una aportación mayor de la reconocida. Sus dos mayores ejemplos son Álvaro Morata, y el que nos ocupa en este post, Nacho Fernández.
La confianza en un canterano no solo se demuestra poniéndole a jugar el domingo. A veces incluso puede resultar contraproducente. ¿Cuántas jóvenes promesas han terminado estrelladas, víctimas de la presión? A veces es culpa de un debut prematuro, de querer dar galones a alguien que acaba de salir de la cuna. Y el Santiago Bernabéu es un escenario demasiado exigente como para repartir alternativas sin miramientos.
Mourinho no tuvo ninguna prisa en sacar a la palestra a sus más jóvenes pupilos, pero siempre los quiso cerca. Lo demuestran las dos pretemporadas que Nacho realizó bajo sus órdenes, curtiéndose en los entrenamientos rodeado de sus ídolos, aprendiendo bajo las nociones del luso. Fue él quién le hizo debutar en abril de 2011, como titular, en un partido que el Madrid venció por 3-6 en Mestalla. Tanto la exigencia del choque como les nervios del debut, provocaron calambres en las piernas del joven jugador. Mourinho le preguntaba una y otra vez cómo se encontraba, si debía cambiarle, mientras Nacho se hacía el sueco y miraba para otro lado.
“Parecía un veterano de estas guerras, es lo que quiero de la gente joven, que estén preparados sobre todo psicológicamente”
Fueron las declaraciones de Mourinho tras el encuentro. El día en que la trayectoria de Nacho marcó un punto de inflexión, y de ser un futbolista irregular e incluso blando, pasó a ser un gladiador. Porque ese es el sello que Mourinho ha dejado en Nacho: una intensidad descomunal. Nacho parece un futbolista endeble, con un cuerpo limitado para una posición como la de central, y una cara de niño bueno que no intimidará al delantero rival. Pero lo subsana con su velocidad, corrección y rigor táctico. Añadiendo la intensidad y capacidad de concentración que le propinó Mourinho, tenemos un defensa que quizás aún no haya hecho méritos para estar en una convocatoria de la selección española, pero que atesora potencial para ganarse ese puesto en el futuro, sin ser objeto de críticas.