Mundial Brasil 2014: La Campeona besa la lona en Maracaná

El 1-5 ante Holanda no era un espejismo. España dice adiós al Mundial de Brasil 2014 sin prácticamente haber deshecho las maletas. Lo hace tras caer derrotada por 0-2 ante Chile en un partido sin historia, en el que los de Vicente Del Bosque dieron claros síntomas de agotamiento, no tanto físico como mental. La selección española nos ha dado seis años increíbles, pero es evidente que el ciclo de esta generación ha llegado a su fin.

Lo cierto es que no hizo falta ni esperar al gol de Vargas para darnos cuenta de que la cosa pintaba mal. Ante una cita de semejante importancia cabría esperar una España dominante, con la única finalidad en su juego de someter al rival y desenvolverse en las inmediaciones de la portería de Bravo. Nada más lejos de la realidad.

Chile presionaba la salida de balón de España, sobre todo en su zona central. Ni los centrales ni el doble pivote encontraban la manera de conectar con Iniesta y Silva con claridad. Todo desembocaba en pases hacia atrás para que Casillas diera un balonazo. Sólo Xabi Alonso intentaba superar con criterio la presión chilena, pero su valentía no estuvo acompañada de acierto técnico, y por ello está siendo uno de los jugadores más criticados por la afición.

Chile no ha tenido ni que esforzarse para vencernos, y eso es lo peor de todo. Un 0-2 logrado en la primera parte -goles de Vargas y Aránguiz– que le ha bastado para vivir con comodidad el resto del encuentro. España dice adiós al Mundial de la peor manera posible. Y esta no es haber caído goleada, sino el no haber sido capaces ni siquiera de desarrollar el juego que nos ha caracterizado durante los últimos seis años. Suena duro, pero la de Vicente Del Bosque es una de las selecciones que peor fútbol ha practicado en lo que llevamos de Mundial.

Es precisamente Vicente Del Bosque el mayor damnificado de este Mundial, por encima de cualquier jugador, y no sería de extrañar que ante Australia dirija su último encuentro como seleccionador. Sus decisiones dejan entrever que ni siquiera él tenía claro qué quería hacer con su equipo en el campeonato. Echando un vistazo a la convocatoria es fácil darse cuenta de que el técnico salmantino decidió apostar por la veteranía, por los futbolistas que le llevaron a la gloria, pero luego llegaron los días de partido y manifestó sus dudas con sus propias decisiones. Xavi Hernández señalado al descanso ante Holanda, Piqué fuera del once ante Chile, Xabi Alonso a la caseta en ambos encuentros después de tan sólo 45 minutos, y David Villa ni siquiera ha tenido una oportunidad. Lo mismo podría decirse de Cesc. Piezas clave en los últimos cuatro años a los que Del Bosque no ha otorgado su plena confianza. La apuesta por la veteranía se ha quedado entre dos aguas.

Del Bosque también ha demostrado sus limitaciones en los cambios, especialmente en este encuentro ante Chile. A pesar de ir perdiendo por 0-2, las sustituciones han sido muy tarde y de hombre por hombre, sin probar variantes tácticas. Se podría haber prescindido de un lateral, ya que no sumaban en fase ofensiva y Chile no buscaba el ataque por banda, pero no fue así. Se ha dado la oportunidad a Koke, pero lejos de esa banda derecha donde mejor rinde. Ha jugado en el doble pivote, posición en la que ni siquiera en el Atlético de Madrid ha sido capaz de mostrar su mejor versión.

Que los cambios, en tónica general, hayan salido mal, tiene que ver con que Del Bosque ha diseñado una convocatoria en la que no hay plan B. Uno miraba anoche al banquillo de España y no veía nada diferente, un hombre que sirviera de motivación, un jugador con el que poder desarrollar otro tipo de juego. Y entonces es cuando uno no puede evitar acordarse de que Llorente y su altura, Jesús Navas y su desborde, o Isco y su desparpajo, estaban viendo el Mundial por televisión.

Los ciclos triunfales no suelen terminar hasta que uno se tropieza con la derrota, pero en nuestro caso ha sido una caída al abismo. Una generación de futbolistas acostumbrada a la victoria se despide de Brasil con dos derrotas sonrojantes, y que evidencian la necesidad de renovarse. No olvidaremos que estos futbolistas y este cuerpo técnico nos han regalado la etapa más gloriosa de nuestro fútbol. Que se han ganado un hueco en nuestra memoria para siempre. Pero lo que se dejó entrever en la Confederaciones se ha confirmado en el Mundial: es el momento de regenerarse.

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Daniel Iglesias

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