Antes de abandonar la UEFA por cobros desleales y conflicto de interés, Michel Platini, que preparaba su asalto a presidente de la FIFA para sustituir a otro corrupto como Joseph Blatter, el exfutbolista francés tuvo la genial idea de crear la UEFA Nations League, una competición con el único fin de acabar con esos soporíferos encuentros de selecciones en los que la emoción brillaba por su ausencia. O al menos eso es lo que argumentó el bueno de Platini: «Los partidos amistosos ya no interesan a nadie: ni a los fans ni a los periodistas ni a los jugadores», esgrimió en su día. Claro, que conociendo los reales intereses por los que se movía el dirigente, no es de extrañar que no le interesaran a nadie; sobre todo, a su bolsillo.
Show me the money. Podría ser el lema en el que se mueve el mundo del fútbol, en el que ya ni los amistosos puede uno tomárselos con cierta relajación, llevar a cabo pruebas que a la hora de la verdad computan y, de paso, beneficiar a esas federaciones que no andan precisamente boyantes en su economía. La hora de la verdad es ahora siempre, no hay margen para que las piernas respiren. Y si con todo ello se satura un calendario ya de por sí comprimido en zip, no pasa nada. Que los buenos jueguen con los buenos, y los malos, con los malos. En el Grupo D de esta Liga de Naciones tan apasionante, encontramos dos ‘ligas’. La 1 está formada por Andorra, Islas Feroe, Letonia, Malta; la 2 por Gibraltar, Liechtenstein, San Marino. El Letonia vs Andorra, que seguramente muchos ya sabrán cómo quedó porque es una competición que no entiende de aburrimiento y sí de espectáculo ―como prometía su precursor―, terminó con un apasionante 0-0. La ‘liga’ C también cuenta con auténticas potencias mundiales que, para nada, despertarían el bostezo de un buen aficionado al balompié. Pero sería absurdo decir cuáles porque seguramente, querido lector, ya sepas cuáles son.
La pandemia no ha impedido que la Nations League se dispute estos días, en su segunda edición. Sin público, con los jugadores recién llegados de las vacaciones, con algunos todavía resacosos de una pasada temporada que acabó hace nada y pensando en la siguiente, que lo hace en todavía menos. Por suerte para la UEFA, los derechos televisivos le suponen un interesante ingreso, motivo por el cual, de buen seguro, en su día se le encendió la bombilla a Platini, suspendido en 2015 durante ochos años «de toda actividad ligada al fútbol», y que ahora debe estar en su lujosa casa disfrutando del Islas Feroe vs Malta.