Mundial Brasil 2014: El banquillo salvó a Bélgica

No participaba en un Mundial desde el 2002, pero Bélgica ha llegado a Brasil 2014 levantando unas expectativas enormes. Unas expectativas que responden más a los nombres que la conforman que al fútbol que despliega sobre el terreno de juego. Bélgica tiene jugadores fantásticos, la mayoría de ellos estrellas de la Premier League, pero aún no han encontrado la forma de sintonizarlos, de hacer que jueguen en armonía.

Es algo que ha quedado patente en su debut ante Argelia, especialmente en la primera parte. El conjunto africano, falto de calidad pero haciendo gala de un gran orden, le cerraba todas las puertas a los pupilos de Wilmots y estos no sabían qué hacer para romper el muro. Por el centro no había huecos, y Hazard siempre tenía a dos hombres encima que le negaban cualquier jugada individual. Vertonghen y Alderweireld demostraban sus limitaciones como laterales -recordemos que ambos son centrales- cada vez que superaban la línea del centro del campo, y la parsimonia en la circulación de balón belga no hacía daño a su rival. El único recurso quedaba en los disparos lejanos de Witsel.

La cosa se puso más cuesta arriba aún para los diablos rojos cuando Argelia se adelantó en el marcador. Contragolpe saliendo por banda que Feghouli iba a rematar a placer hasta que Vertonghen le hizo un claro penalti. El propio jugador valencianista lo transformaría sin que Courtois pudiera hacer nada.

Todo cambió en la segunda parte, y lo hizo gracias a los cambios de Wilmots. Porque uno de los puntos fuertes de esta Bélgica, es precisamente la cantidad de recursos que tiene en el banquillo. La entrada de Mertens le dio otro aire al equipo, y sirvió de vía de escape para sus compañeros cuando el juego se atascaba. El jugador del Napoli se pegó a la cal de la banda derecha y obligó a abrirse a Argelia, por lo que fueron apareciendo espacios para que De Bruyne jugara con más comodidad.

La entrada de Origi en detrimento de un desaparecido Lukaku también aportó cosas, sobre todo gracias a su descomunal velocidad, pero fue la presencia de Fellaini la que marcó un punto de inflexión en el partido. Después de un año complicado en Old Trafford, volvimos a ver al Fellaini del Everton. Ese que juega cerca del área y que condiciona el juego con su altura. Sus compañeros empezaron a apostar por el juego aéreo, y así fue como llegó el empate con un centro de De Bruyne que Fellaini remató de manera impecable a la red.

La condición física de Argelia agonizaba, y Bélgica pisaba el acelerador motivada por el empate. Un robo de De Bruyne inició un contragolpe conducido por Hazard, que con una asistencia fantástica dejó mano a mano a Mertens, para que firmara el 2-1 definitivo y sellara una remontada protagonizada por los hombres del banquillo. A buen seguro que Wilmots habrá tomado buena nota para los próximos encuentros. De momento, Bélgica puede presumir de plantilla, pero necesita mejorar el sentido colectivo de esta si quiere aspirar a grandes cosas.

Sobre el autor Ver todos los posts

Daniel Iglesias

Tu Fe Nunca Decaiga