No fueron unos pocos, quizá unos muchos, los que se apresuraron a hacer las cuentas de la lechera cuando El Zhar se dio media vuelta y apretó el gatillo con tal sutileza que el balón, o...
No fueron unos pocos, quizá unos muchos, los que se apresuraron a hacer las cuentas de la lechera cuando El Zhar se dio media vuelta y apretó el gatillo con tal sutileza que el balón, o...