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Pupita Higuaín

En unas circunstancias en las que el debate en torno al ‘9’ del Real Madrid se basa en adivinar cuál de los dos delanteros blancos se encuentra en peor momento, ayer Gonzalo Higuaín firmó uno de los golazos de la jornada, conectando una impresionante volea a centro templadito de Xabi Alonso que dejó con cara de póker a Munúa, el mejor jugador del Levante en el Santiago Bernabéu, pese a encajar cinco goles (5-1). El Pipita igualó un encuentro que se había puesto cuesta arriba con el gol de Míchel y, de paso, opositó de cara al encuentro de Champions League ante el Galatasaray, competición donde realmente tiene depositadas todas sus esperanzas el equipo al que defiende.

Es cierto que la determinación tanto del argentino como del francés está lejos de la que mostraron el curso pasado, donde la disyuntiva de José Mourinho se produjo por los buenos registros de ambos en todas las competiciones. Este curso las lesiones han impedido que Higuaín goleara con regularidad y aun así, se le ha tachado de fallar claras ocasiones de gol cuando ha salido. Benzema, en las últimas semanas, se ha visto salpicado por ciertas polémicas que han repercutido en el terreno de juego. A pesar de todo, ambos lograron participar en la goleada ante los turcos el pasado miércoles, con un tanto cada uno que, a estas alturas de la temporada, cuando se viene lo bueno y más importante, sabe a dosis de confianza extra.

Ante el Levante el voleón de Higuaín parece haber dado ventaja al Pipita. Sin embargo, en el Real Madrid, como sucede en el Barcelona y otros grandes, cualquier discreta actuación puede sepultarte al banquillo, a ser el blanco de las críticas. A lo largo de estos meses se ha hablado del interés madridista en un ariete. Han sonado con fuerza Falcao, Cavani e incluso se ha vuelto a hablar del Kun Agüero, que lejos de ser referencia ofensiva podría actuar perfectamente de falso nueve. Higuaín, que tras el título liguero del año pasado deshojó la margarita sobre su futuro, tiene claro que no quiere ser el segundo plato de nadie, que su lugar está entre los mejores. Por si acaso, ayer recordó que su clase sigue permanente. El Madrid y Mourinho lo agradecerá en un mes y medio donde la final de Copa y las semifinales de Champions —con permiso del Galatasaray— precisarán de su aportación goleadora.

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