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Luis Enrique, de la escuela de Clemente

A Javier Clemente le importaban más bien poco las creencias y opiniones populares, y cuando se puso al frente de la selección española, el equipo de todos, el que más entrenadores aglutina por metro cuadrado, su postura adquirió un altavoz diez veces mayor que le granjeó no pocas polémicas, algunas bastante sonadas. Uno de los jugadores fijos en sus planes fue siempre Luis Enrique, tanto en su etapa como madridista como después vistiendo la camiseta del eterno rival azulgrana. Un alumno aventajado del técnico vasco no en sus esquemas de juego, bastante alejados el uno del otro, pero sí en su forma de ver las cosas a la hora de hacer las convocatorias y elegir a los jugadores que cree oportuno.

Luis Enrique dio la lista para los partidos ante Suiza y Portugal en la Liga de Naciones, la última antes del Mundial de Catar, y hubo alguna sorpresa como la presencia de Nico Williams o Borja Iglesias. Pero, como suele ser habitual, se habló más de las ausencias como la de Aspas, el máximo goleador español de las últimas temporadas que no está contando para el seleccionador. Respecto a los que sí ha llamado ha sorprendido la presencia de Asensio, que apenas ha tenido minutos hasta ahora para Ancelotti en el Madrid pero que convenció a Luis Enrique en la última convocatoria de junio, cuando hizo un gran partido ante la República Checa.

Luis Enrique ha declarado al respecto que “si me tengo que quedar entre lo que hacen con sus clubes y lo que hacen conmigo, escojo lo que hacen conmigo”. Algo muy propio de Clemente, que en su día prefería llevar a Cañizares cuando era suplente de Buyo en el Madrid, dejando en casa al guardameta gallego cuando muchos lo preferían incluso de titular con España antes que a Zubizarreta. En aquel Madrid seguía siendo muy importante Sanchís, el más longevo de una Quinta del Buitre a la que Clemente no dudó en apartar de la selección, pues no entraban en sus planes. Sanchís formaba el eje de la zaga madridista junto a Hierro, pero Clemente prefería a Alkorta, suplente de ambos. A Hierro, por su parte, lo ubicaba de centrocampista, algo comprensible ya que no sobraban entonces los mediocentros en España.

Uno de los jugadores que más pedía la afición era Julen Guerrero: el mediapunta del Athletic maravillaba y goleaba en la liga mientras llamaba la atención de varios grandes europeos, pero, aunque sí entraba en las convocatorias de Clemente, rara vez fue habitual del equipo titular. Sencillamente, Clemente prefería otro tipo de jugadores.

La premura con Gavi y la espera con Raúl

Algo en lo que difieren Clemente y Luis Enrique es en la llamada a los jóvenes: mientras Luis Enrique no dudó en llamar a un adolescente Gavi cuando apenas había jugado una decena de partidos con el Barcelona, Clemente tardó un par de años en contar con Raúl en la absoluta cuando el ‘7’ goleaba en España y asombraba en Europa, y eso que en el Mundial del 94 los atacantes habían sido Julio Salinas y Juanele, aunque quien terminó jugando en punta fue el propio Luis Enrique, siempre un comodín. Prefería que madurase en la sub 21, a la que también entrenaba el de Baracaldo, y se lo llevó a los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996 mientras prefirió a Alfonso, Kiko, Pizzi y Salinas para la Eurocopa en Inglaterra.

Luis Enrique, como Clemente, tiene sus ideas, sus esquemas de juego y busca los futbolistas que mejor se adapten a ellos. Si son indiscutibles en sus clubes, tanto mejor, pero no es condición sine qua non. Además de Asensio, Eric García es otro ejemplo: se lo llevó a la Eurocopa de 2020 cuando apenas jugaba en el Manchester City.

Recientemente, Luis Enrique declaró que Clemente fue uno de los técnicos que le marcaron y que le habría seguido al fin del mundo. Le creemos.

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